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Herederos del machete mambí

Un 3 de marzo, en el parque de Güines, al sur de La Habana y en medio de la zafra azucarera de 1965, el Comandante en Jefe Fidel Castro rindió el tributo emocionado de nuestro pueblo a las tres brigadas de macheteros que habían logrado arribar al millón de arrobas de caña cortada.

«Los compañeros que hoy son aquí recibidos y homenajeados se han ganado ese derecho al realizar una verdadera proeza en el trabajo», así dijo en aquel momento el Jefe de la Revolución.

Fidel se refirió en detalle a los 32 integrantes de la brigada Julio Antonio Mella, de la región habanera de Mayabeque, que hacía pocos días habían logrado la hazaña laboral. Con un promedio de edad de 36 años y 496 arrobas diarias completaron el millón.

No se trataba de colosos de la mocha —explicó—. Agregó que el éxito alcanzado era el resultado del esfuerzo colectivo, del entusiasmo colectivo, de la disciplina en el trabajo, de la dirección de la brigada, del espíritu de los compañeros».

Las otras dos brigadas fueron la Orlando Suárez y Lázaro Acosta, ambas de la región de Colón, Matanzas. Había nacido el movimiento millonario del corte de caña.

Un protagonista principal, Reinaldo Castro Yebra, asegura que “un año antes mi brigada, la Camilo Cienfuegos, con macheteros de Calimete ―también en Matanzas― llegó a los 2 millones de arrobas de caña; había emulación, sin embargo, no se había oficializado aún el Movimiento”.

Al recordar el hecho años después, Jorge Risquet Valdés, por aquel entonces ministro del Trabajo y hoy fallecido, explicaba que en la historia de la cosecha de caña en Cuba esta cifra de producción no tenía precedente.

“No podía tenerlo, dijo, porque la brigada misma era algo recién surgido de las nuevas relaciones de producción que la Revolución había establecido en nuestros campos y ciudades.

Durante siglos, la caña fue cortada por esclavos, quienes a torso descubierto y pies descalzos se adentraban en grupos en los cañaverales bajo la dura mirada del mayoral y al alcance de su látigo despiadado. “No constituían brigadas ni podían tener un rendimiento más allá de lo que su escasa alimentación y su temor al fuete les permitía y los obligaba a dar. Abolida la esclavitud, la mano de obra fue sustituida por la nueva esclavitud asalariada que rige las relaciones de producción capitalistas”.

Con el paso de los años varió la mano de obra. Como la población cubana crecía y la producción azucarera no, en las regiones más pobladas del país, por ejemplo en Oriente, se habían multiplicado las filas de un proletariado rural que ni siquiera en el periodo de zafra encontraba empleo pleno.

Así fue surgiendo en las zonas de estas características más macheteros que necesidad de ellos. Los cortadores se racionaban a un «bulto» o dos por semana. Otros se trasladaban a las zonas de Camagüey donde faltaba fuerza de trabajo.

Con el triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959, y dueños ya de las fábricas y las plantaciones propiedad de todo el pueblo, los cientos de miles de trabajadores de la caña y del azúcar constituyeron destacamento laboral decisivo.

Rememoraba Risquet que las brigadas empezaron a surgir en 1963. Una innovación tecnológica importante las provocaba y exigía: la alzadora soviética. La introducción del equipo de alza tenía una tremenda importancia como paso inicial de mecanización de la cosecha.

Romper con una tradición

La tarea de organizar las brigadas habría de ser ardua y tenaz. Se trataba de romper con una tradición de siglos, de enseñar a grupos de 30-40 obreros a trabajar en un colectivo, asimilar la disciplina del grupo, aceptar la distribución del trabajo que habría de hacer, cada día, el jefe de la brigada. En fin, instaurar una forma de trabajo totalmente nueva y desconocida para los macheteros.

En la provincia de Oriente se inició un movimiento de formación de las brigadas en torno a las alzadoras, con el compromiso de cortar caña desde el inicio hasta el final de la zafra, en su lugar habitual o allí donde fuera necesario.

“A mediados de julio de 1964, analizando los avances y los puntos débiles, en el seno de una asamblea de balance anual del núcleo del Partido en la granja Emiliano Lesmes, del central América Libre, propuse en nombre de la Dirección Provincial del Partido de Oriente, iniciar un movimiento emulativo entre brigadas con la meta de que cada una de ellas, integrada hasta por 48 hombres, cortara un millón de arrobas en la zafra de 1965. Una tarea fantástica”, refirió Risquet.

 

¡Y cumplieron su compromiso! Al final de esa zafra 157 brigadas sumaron esa cifra, otras se acercaron a la meta y quedaron comprometidas a lograrlo en la próxima contienda. Ese año unas 70 brigadas millonarias surgieron en el resto del país, la mayoría en Matanzas.

Crece el movimiento

El Movimiento Millonario fue creciendo, extendiéndose a todo el país y elevando su exigencia y su calidad de año en año. Varias brigadas sumaron varios millones de arrobas en cada zafra.

Difícil, prácticamente imposible sería el balance de cuántas brigadas completaron el millón o más de arrobas en una misma cosecha cañera.

En la medida en que fue introduciéndose en nuestros campos la combinada cañera, surgió el movimiento millonario entre sus operadores. Se sumaron también choferes de camiones.

Entre 1971 —momento en que se estableció una estadística más confiable— y hasta 1990 habían alcanzado la condición de millonarias 20 mil 128 brigadas; los 2 millones, 3 mil 933 colectivos; 777 los 3 millones, y otro nutrido grupo más de 4 millones, todas encabezadas por las superbrigadas Evelio Rodríguez Curbelo, Aniversario de la Revolución de Octubre, Jesús Suárez Gayol y la Calixto García con 10 y 11 millones en una zafra.

Por otro lado, a medida que se fue introduciendo en nuestros campos la máquina combinada cañera, el Movimiento se fue fortaleciendo entre los operadores de esos equipos, y en la zafra de 1990, 2 mil 79 de esos hombres cosecharon un millón o más de arrobas de caña.

Reinaldo Castro: protagonista

Reinaldo Castro, el legendario machetero de Calimete, Matanzas

La historia del Movimiento Millonario en nuestras zafras azucareras no puede escribirse sin el nombre de Reinaldo Castro Yebra, primer Héroe Nacional del Trabajo —en marzo de 1964— jefe de las brigadas de corte manual y alza mecanizada en Matanzas, y al decir de muchos, el machetero que más caña ha cortado en Cuba.

“El principal antecedente del Movimiento —dijo Reinaldo— está en las propias zafras del pueblo, pues fue el momento en que los macheteros empezaron a cortar todos los días y todas las cañas. Anteriormente se cortaba un día sí y dos no, y siempre en pequeños grupos de dos o tres hombres”.

Hoy todo tiene un matiz diferente. El área cañera a cosechar es mucho menor, los planes de azúcar disminuyeron ostensiblemente y, por tanto, el corte mecanizado decreció a niveles insospechados y prácticamente no se emplean macheteros.

Diferentes factores han incidido en ello, especialmente las muy difíciles condiciones en que se desarrolla la economía nacional dada la inclemencia del bloqueo económico de Estados Unidos.

Pero ello no es óbice para no considerar el machete de aquellos pioneros del corte millonario como continuadores del machete mambí.

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