“Los deportes de confrontación directa tienen peculiaridades psicológicas aun cuando los procesos implicados en su éxito resultan comunes en cierta medida al resto de los deportes”, explicó Julio Arturo Ordoqui, psicólogo del equipo nacional de boxeo cubano.
Recuerda el entrevistado que en las disciplinas de combate el peligro físico es más evidente, pues el objetivo es dominar mediante golpes, desbalances o proyecciones a un oponente. Ello implica un modo táctico específico que moviliza la iniciativa, la valentía y la combatividad de una manera distinta al baloncesto, por ejemplo, en que un error en el tiro no representa un contraataque con potencial daño físico como exigencia del deporte.
“Pongo ese ejemplo con toda intención, pues el basket es también un deporte de fuerte contacto físico, pero la amenaza potencial a la integridad es una resultante de las acciones y no el objetivo declarado, como ocurre en combate”.
“Por otra parte, los deportes individuales comportan una marcada implicación del «yo», un locus de control interno evidente, pues los resultados que se obtienen parten de la responsabilidad individual. Así, la motivación por rendir, la auto confianza y la agresividad adquieren una expresión peculiar”.
Aclara el especialista que un tercer aspecto a destacar es la eficiente actividad intelectual que se desarrolla por parte de los atletas de combate bajo exigentes demandas físicas.
“El boxeador, por ejemplo, debe realizar ajustes perceptuales y ejecuciones efectivas a más de 200 pulsaciones por minuto del corazón, por lapsos moderados de tiempo, y sostenido entre 170-190 en un combate real”.
“La operatividad del pensamiento, los cálculos visoespaciales, los juicios auto valorativos sobre el desempeño táctico en curso, la percepción de los distintos esfuerzos físicos que está realizando y la reserva energética que cree tener son determinantes en la toma de decisiones para realizar fintas, ataques, contraataques y acciones defensivas para obtener la victoria”.
Ordoqui indicó que el tiempo de competencia en modalidades de combate, es entre 2 y 4 minutos, de ahí que la precisión de las acciones y la reducción a la mínima expresión de los errores implican un elevado control de las emociones.
“En muchos deportes un error es soluble pues se dispone de múltiples oportunidades y tiempo para corregir las acciones, por ejemplo, deportes de participación por intentos individuales”.
“En el boxeo se define en menos de 10 minutos una corona olímpica que supuso un cuatrienio de preparación. Por último, la clasificación por categorías de peso corporal y, por tanto, el control que debe alcanzar el deportista de combate sobre este aspecto de su preparación, representa un posible estrés para muchos de ellos pues su incumplimiento resulta invalidante para participar”.
“Hay atletas que entrenan con varios kilogramos de peso por encima de la categoría en que compiten. Las estrategias que adoptan para regular los rangos de peso por etapas de la preparación, la experiencia y cultura que alcanzan acerca de la nutrición y de sus propios procesos metabólicos, son aspectos necesarios para cumplir con el peso exigido y conservar la seguridad sobre su rendimiento físico. Este es un factor que no está presente en la mayoría de los deportes, si bien existe un peso ideal para entrenar y competir”, concluyó.