Rodolfo Puente Zamora ha sido uno de los mejores torpederos cubanos de todos los tiempos. «El jabao», como le apodaban, protagonizó innumerables hitos en el terreno de béisbol y será eternamente recordado por los ocho títulos mundiales que ganó de forma consecutiva. Desde el Palco del Latinoamericano, testigo presencial de sus habilidades y su forma única de jugar, Puente revive ante el lente de nuestra cámara algunas pinceladas de su trayectoria.
Finales que más recuerda…
La fundamental fue una que jugamos en Villa Clara en el año 74, quedamos campeones esa noche. Recuerdo que fue un juego extraordinario. Manuel Rivero, el brujo, vino de relevo con las bases llenas y dio tres ponches a grandes jugadores de aquel conjunto en el que estaban Muñoz, Cheíto… Una final tremenda. Hubo otra ocasión aquí contra Azucareros, lanzó Huelga y perdimos un gran partido 2-1, pero bueno son finales que no se olvidan como jugador.
¿Jugador o director?
Jugador, porque uno está dando lo que tiene y no depende de nadie más, que es lo que sucede en el caso del director.
Memorias de los campeonatos mundiales…
Hay varios partidos. En 1972 en Nicaragua empujé dos carreras en ese choque y la última fue la carrera del empate. Después llegó el famoso jonrón de Marquetti. También uno aquí en el año 71, que quedé como jugador más valioso frente a mi público, se había remozado el estadio y realmente fue una cosa maravillosa.
¿Con quiénes tenía mejor relación?
Con todos. Era el capitán del equipo y tenía buenas relaciones. De La Habana con Medina, Anglada -con quien hice combinación-, Osorio, Capiró, el gran Marquetti… y en el interior, Sarduy, Isasi, Rosique, Wilfredo, Fernando, Casanova, Muñoz, por solo mencionar esos.
Clasificación olímpica…
Será muy dura. Hay países que participarán que tienen muy buen nivel. Nosotros hemos estado jugando, trabajando y viendo los errores que presentamos en otros torneos. Muchos jugadores tal vez se incorporen en la selección y pienso que le darán fortaleza al equipo.
