Si algo marcó la respuesta económica y social frente a la COVID-19 durante los últimos 12 meses fue la necesidad imperiosa de acudir mucho más a las tecnologías de la comunicación para trabajar, estudiar, relacionarnos con familiares y amistades, e incluso informarnos y divertirnos.
La labor de los trabajadores de las Comunicaciones, la Informática y la Electrónica, quienes este 24 de febrero celebrarán su día, resultó un elemento clave para sostener y ampliar esas posibilidades hasta niveles nunca antes vistos, al consolidar no solo la capacidad tecnológica, sino también la preparación y demanda creciente de la ciudadanía para interactuar por esas vías.
Etecsa, Correos de Cuba, RadioCuba, el Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones, sin dejar de enfrentar los adversos efectos del bloqueo y las limitaciones propias de la pandemia que igualmente afectaron sus servicios presenciales a la población, multiplicaron su ingenio y capacidad en medio de la pandemia.
Los resultados están a la vista, creció la conectividad, la telefonía en todas sus variantes, los aportes económicos al país, la cobertura y calidad de las señales televisivas y radiales, así como los programas informáticos para transacciones financieras, educación, cultura, recreación y otras disímiles opciones.
Es cierto también que mientras más ofertas y servicios surgen y se consolidan, mayores son nuestras exigencias ciudadanas hacia el sector de las Comunicaciones.
No son pocas las insatisfacciones, las quejas que a veces tenemos como usuarios, ante ese nuevo escenario donde tanta dependencia hay del Internet, el celular, las computadoras.
Y eso que podría parecer algo negativo, cuando nos molestamos o desesperamos por una interrupción o tardanza, y queremos precios más asequibles y mejores servicios, es por el contrario un logro de estos últimos años.
Pensemos si no, cómo cambió nuestras vidas y el vínculo con las tecnologías de la comunicación en la última década, e incluso en los más recientes cinco años, a partir de la irrupción de la conexión por datos, por ejemplo.
Detrás de toda esa transformación hay muchas personas, empresas, entidades reguladoras, y un intenso trabajo que con frecuencia juzgamos solo desde nuestra perspectiva de clientes, sin profundizar en la complejidad subyacente en cada uno de esos avances.
Y es mucho lo que todavía nos falta por conseguir en este sector estratégico para la economía y para el desarrollo social.
Todavía requerimos más servicios en línea, mayores posibilidades de resolver problemas concretos de nuestra cotidianidad de modo remoto, nuevas oportunidades para aprender, enseñar, recrearnos y enriquecernos, sin salir de casa, como ahora es tan necesario, pero que podría ser una señal hacia los tiempos futuros.
Las Comunicaciones son y serán indispensables para nuestras relaciones interpersonales, familiares y hasta profesionales. Quienes trabajan para garantizarlas, favorecerlas, mejorarlas, requieren entonces de nuestro reconocimiento, y también de esa constante crítica y presión social para que continuemos adelante, con mejores productos y servicios.
Felicitemos, entonces, a los Trabajadores de las Comunicaciones, la Informática y la Electrónica, por mantenerse, en este caso para bien, con ese tono tan ocupado.
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