“Venimos decidido a impulsar el deporte a toda costa y a llevarlo tan lejos como sea posible”, dijo el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, en el propio primer mes del triunfo revolucionario de 1959, cuando se crea la Dirección General de Deportes (DGD), antecedente directo del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER), nacido con misiones bien claras el 23 de febrero de 1961.
Este 60 cumpleaños, bajo la pandemia y a solo cinco meses de los Juegos Olímpicos de Tokio, llega para este organismo con la misma juventud y deseos de transformación con los que lo concibieron sus fundadores. El camino recorrido hasta aquí es apenas oxígeno vivo de los desafíos futuros.
Sencilla y virtual será la recordación, en una Gala que cumplirá con todos los protocolos sanitarios, y en la que no faltará un repaso a campeones, entrenadores y hazañas en citas nacionales e internacionales, así como reconocimientos a quienes han entregado su vida a una obra superior en la Cultura Física.
Ya no se trata de crear la base del deporte como hace seis décadas, sino de universalizar aún más la enseñanza deportiva, extender nuestros conocimientos y experiencias a otras naciones, reparar instalaciones y promover más opciones para la práctica masiva del deporte, entre otras tareas.
Historia con fuerza y razones
Lo hecho por el organismo deportivo cubano es imposible cuantificarlo en estadísticas. Las emocionantes medallas han venido acompañadas siempre de una fidelidad a la tierra los que vio nacer y crecer como frutos de una misma semilla, con bandera e himno sembrados en sus pechos.
Vida y pasión de muchas familias, el deporte ha servido como fuente principal de promoción de salud en un pueblo sano e inagotable de ideas. Del lugar más apartado de la Isla han brotado experiencias e iniciativas para hacer deporte, y hasta las lomas de la Sierra Maestra llegan los ejercicios, la recreación sana y el entrenador dispuesto a enseñar.
Por eso, en cada aniversario del INDER se hace imperdonable olvidar a esos niños y jóvenes que sueñan con ser como Stevenson, Juantorena, Linares, Sotomayor, Ana Fidelia o Mireya Luis, pues ellos representan la fuerza de un trabajo imperfecto, pero revolucionario en el deporte.