“El mazo te sale en siete pesos”, me espetó el vendedor del mercado agropecuario de 51 y 160 en La Lisa, sin jamás usar la pesa, cuando le compré aquel berro fresquito que la tablilla anunciaba a cuatro pesos la libra. Lo que él no sabía es que detrás vendrían las inspectoras de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) de ese municipio capitalino, quienes verificaron en la balanza que así les timaban a los clientes entre uno y dos pesos por cada mazo.
Por tal violación a aquel dependiente le impusieron una multa de 8 mil pesos, como dispone para ese tipo de infracción –podría llegar hasta 10 mil– el recién estrenado Decreto 30 del Consejo de Ministros, que establece las contravenciones personales, sanciones, medidas y procedimientos a aplicar por la violación de las normas que rigen la política de precios y tarifas, en el nuevo contexto económico y financiero de la Tarea Ordenamiento.
No fue una mañana fácil. Fuimos testigos del llanto de vergüenza de otro joven trabajador, de muy buen trato con el público y sin antecedentes de indisciplina, quien también resultó multado allí por igual cantidad, al cobrarle seis pesos de más a una clienta por una col. Es cierto que son penalizaciones altas, que comprometen el bolsillo personal y familiar del infractor, pero resultan necesarias para proteger a la ciudadanía y poner coto a desmanes o “errores” que siempre, lamentablemente, van en contra del poder adquisitivo de la población.
“No me puede dar lástima, porque es el dinero del pueblo lo que defendemos”, sentenció Naylé Savón Marcos, una de las inspectoras actuantes en ese operativo habanero que Trabajadores acompañó.
Más que números
Mientras tanto, a más de 700 kilómetros de la capital, cuando la mayoría celebraba el Día del Amor y la Amistad el pasado 14 de febrero, inspectores de la DIS en Holguín repartían 32 cajas de tomates, provenientes de un decomiso, entre los cuatro hospitales de la capital provincial, incluido el militar Fermín Valdés Domínguez, donde atienden a pacientes de COVID-19.
Así le dieron justo uso a esa carga de hortalizas, la que poco antes era transportada ilegalmente en un camión desde el municipio de Rafael Freyre y que, seguramente, no tendría un fin tan altruista.
La acción de los inspectores holguineros respondía a la estrategia del territorio para combatir los precios especulativos y abusivos en medio del reordenamiento de la economía cubana.
Yurián Ricardo Vega, subdirector general de la Dirección Provincial de Finanzas y Precios, informó que en los primeros 15 días de febrero se impusieron en esa provincia oriental un total de 194 multas, por un monto ascendente a 145 mil pesos, con el nuevo instrumento legal.
Varias de las penalizaciones fueron por infracciones en centros estatales, entre estas la que se comprobó en la emblemática unidad gastronómica El Guamá, en la que una trabajadora le cobró 26 bolas de helado a una consumidora, pero solo le despachó 20, razón por la cual se le aplicó una multa de 8 mil pesos.
Dionisia Milagro Portelles Duque, directora de la DIS en Holguín, abordó la existencia de una amplia cantidad de personas que realizan actividades económicas de forma ilegal, fundamentalmente con productos cárnicos y del agro, motivo por el que hasta mediados de febrero ya habían ejecutado 130 decomisos.
Asimismo en la provincia de Sancti Spíritus comenzó el pasado 8 de febrero la aplicación del mencionado Decreto 30, junto con el no menos severo Decreto 31, sobre las infracciones de las medidas sanitarias para la prevención y enfrentamiento de la COVID-19. Bajo ambas normas jurídicas, solo en los tres días posteriores se impusieron más de una treintena de multas por una cuantía de 129 mil 500 pesos, dijo Víctor Adolis Figueredo, director de la DIS en el territorio central.
“Ahora las multas son personales, no institucionales. Antes citábamos, apercibíamos, advertíamos, nos reuníamos y nada cambiaba. Poníamos una multa y, ya al virar la espalda, continuaba la violación, y en un rato sacaban el importe de la multa”, recordó Figueredo.
En el municipio habanero de La Lisa, por su parte, María Victoria Piñeiro Jerez, coordinadora de Fiscalización y Control del Consejo de la Administración Municipal (CAM), coincidió en que durante la primera semana desde el inicio de la aplicación del Decreto 30 el pasado 3 de febrero, las principales dificultades las hallaron en establecimientos estatales, tales como bodegas, panaderías y mercados agropecuarios, aunque igualmente tuvieron que aplicar multas a trabajadores por cuenta propia.
Productos escondidos, o que venden por un precio superior al que refleja la tablilla, son algunas de las artimañas para tratar de burlar el control de los precios. Es difícil detectar si la población no hace la denuncia con exactitud, lo que no siempre ocurre, dijo la funcionaria.
Los buenos de la película
Con más de 14 años como inspectora, la espirituana Dianelis León Hernández puede entender los criterios encontrados con respecto a su labor. Por un lado, son reclamados en cada tarima donde se expende la impunidad a sobreprecio, y al mismo tiempo, pueden ser catalogados como extremistas, arbitrarios y hasta corruptos.
En más de una ocasión ha visto cómo afilan los cuchillos en su cara en pose amenazante o ha hecho oídos sordos frente a disímiles insultos. “Debemos encontrar un equilibrio en el respeto, ser enérgicas y tener paciencia. Cuando se detecta la violación, aplicar el decreto y la contravención que corresponda, además de demostrarle al infractor y convencerlo de que está incumpliendo lo establecido. Para ello es importante la preparación”, expresó la integrante del grupo de supervisores de la DIS en Sancti Spíritus.
El inspector holguinero Ariel Martínez Ávila, con amplia experiencia, afirmó que en la Ciudad de los Parques abundan los violadores recalcitrantes. “Muchos son reincidentes, se les pone la multa, se les decomisa el producto o se les hace la venta forzosa y vuelven a incurrir en la ilegalidad”, subrayó.
Destacó que algunos carretoneros y carretilleros ilegales reaccionan con agresividad cuando se les controla. Incluso narró que hace unos meses un infractor le fracturó un dedo de la mano de un golpe.
Con la aplicación de las nuevas multas, la profesionalidad en el quehacer de estos cuerpos fiscalizadores cobra mayor relevancia, enfatizó Martha Neyi Morales Hernández, directora de la DIS en La Lisa. La detallada fundamentación del acta de inspección y su correcta notificación son esenciales para evitar o ganar cualquier reclamación.
El trabajo en parejas, nunca solos, para prevenir cualquier contubernio o delito de los inspectores (lo cual puede ocurrir); la conformación de grupos de fiscalización municipales o provinciales con representantes de diversos organismos impositores; y el trabajo coordinado con la Policía, son prácticas ya probadas para un mejor desempeño.
“Nuestro propósito es actuar inmediatamente ante cualquier queja de la población. Contamos con activistas en cada Consejo Popular, a quienes ahora preparamos para de modo selectivo y gradual otorgarles la facultad de imponer multas”, abundó Piñeiro Jerez.
Desde el sistema de opinión del pueblo del Partido municipal hasta los delegados de circunscripción, presidentes de consejos, oficinas de atención a la población y puestos de dirección del gobierno local, e incluso la propia DIS, son diversas las vías de comunicación para canalizar cualquier denuncia sobre los precios, lo que incluye las redes sociales en Internet.
De hecho, la visita a ese municipio capitalino la motivó una publicación en Facebook, en la que Ana Mireysi Somerville Gómez, comunicadora del CAM, ofrecía a una internauta los números de los teléfonos celulares de las principales directivas de fiscalización en el territorio.
“Trabajamos por un plan de supervisiones, no por metas de multas, como a veces comenta la gente –aseguró Víctor Adolis Figueredo, de la DIS espirituana–. La cantidad de contravenciones que todavía detectamos nos advierte que persisten las violaciones y el descontrol en no pocos lugares. Estamos conscientes de que la multa no resuelve el problema, pero pienso que con las nuevas cuantías la disciplina mejore, porque a quien le pongan una, no va querer dos”.