El tema central de este sábado es el 24 de febrero y José Martí, la vigencia histórica de ese acontecimiento y de la carta inconclusa a Manuel Mercado. La trascendente misiva, más que a su entrañable amigo, está dirigida al futuro, a los cubanos de entonces y a los cubanos de hoy de mañana.
El 24 de febrero marca el inicio de la Guerra Necesaria, la guerra que Martí organizó y que nació marcada por la amenaza de la posible intervención de los EE.UU., las intenciones anexionistas del futuro Imperio y sus aliados en Cuba, españoles y cubanos.
El 3 de enero de 1880, el joven Martí con apenas 27 llega a Nueva York y establece relaciones con personalidades latinoamericanas y con patriotas cubanos que van a ser imprescindibles en los planes futuros de liberar a Cuba del yugo español.
El 24 de enero de 1880 pronuncia su primer discurso en Steck Hall. Discurso en el que realiza una profunda valoración de lo ocurrido en la contienda del 68 y lanza, entre otras, una frase que parece hecha para nuestros tiempos:
«(…) ¡Movéos y contentaos, muertos ilustres! –Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila»
En 1881 parte Martí para Venezuela y «(…) sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar(…)»
El Apóstol regresa a Nueva York el 10 de agosto de 1881 con un objetivo ya bien definido, organizar la Guerra Necesaria.
El 16 de marzo de 1889, The Manufacturer, de Filadelfia, publica el articulo ¿Queremos a Cuba? en el que se insulta a Cuba y a los cubanos. The Evening Post se hace eco de la ofensa. Vindicación de Cuba, es la respuesta de Martí para aquellos y para los actuales anexionistas y soberbios dueños de los anexionistas.
Sobreponiéndose a obstáculos, traiciones y fracasos, organiza la guerra, funda el Partido Revolucionario Cubano, crea el Periódico Patria, une, funde, convence, con voluntad de hierro salva del naufragio a la Revolución naciente del fracaso de la Fernandina.
El 30 de enero parte de Nueva York en el vapor Athos, rumbo a República Dominicana para encontrase con el Generalísimo, donde fijan el domingo 24 de febrero de 1895 como fecha para reiniciar las hostilidades.
El 25 de marzo de 1895, redacta y luego firma con el General Gómez, El Manifiesto de Montecristi, documento en el que se expone ante el mundo los objetivos y propósitos del Partido Revolucionario Cubano y los principios que animan la nueva guerra por la independencia nacional.
Logran desembarcar en Cuba, en Playitas de Cajobabo, el 11 de abril y el18 de mayo de 1895 queda inconclusa su carta al amigo mexicano Manuel Mercado; carta que escribe en el campamento de Dos Ríos, un día antes de su fatídica muerte.
Celebraremos siempre los cubanos el 24 de febrero, orgullosos de ser herederos de aquellos hombres, de aquel que lo dio todo por Cuba, que sacrificó su vida sin dudar un instante en la justeza de su empeño.
Qué tiene que ver la actitud miserable de un grupo de vendepatrias anexionistas, con aquel gran cubano que dio su vida por Cuba. Para los cubanos, Cuba es vida porque jamás podríamos vivir en cadenas, sumidos en el oprobio de la servidumbre al extranjero.
La Revolución cubana salvó a millones que nunca hubieran podido nacer o sobrevivir en la república neocolonial, ha salvado la vida de miles de personas en el mundo, llevando salud a los más apartados rincones del planeta. Revolución es vida y Patria o muerte, nuestra consigna, porque morir por la patria es vivir.