Continúan los remates felices para el voly cubano. El más reciente de esos impactos lo firmó hace pocos días la extraordinaria Mireya Luis, quien pasó a ingresar las filas del Consejo de Administración de la Federación Internacional de Voleibol.
La criolla, capitana de la famosa selección que enamoró al mundo allá por la década del noventa y el año 2000, gracias a sus tres coronas olímpicas, entre muchos otros lauros, se robó el show en la votación al acaparar 137 papeletas, muestra de su carisma y profesionalidad.
Sobre la cancha las notas halagüeñas llegaron a inicios del presente mes con la designación de Robertlandy Simón como el Más Valioso de la final de la Copa Italia, donde su equipo el Lube Civitanova venció al Perugia, tres sets por uno.
Simón finalizó su actuación con 16 puntos, ocho de ellos por bloqueo. También vieron acción en ese duelo Osmany Juantorena y Marlon Yant. En tanto por el cuadro perdedor el criollo Wilfredo León concluyó con 21 tantos.
En suelo francés la liga de primera división disfruta del talento cubano. El club Chaumont persiste en escalar posiciones gracias al ímpetu de Osniel Mergarejo, Roamy Alonso y Jesús Herrera.
Paso a paso los criollos le han tomado el pulso a la contienda y acumulan mayor protagonismo. Otro que sin mucho ruido dice presente es el pasador Christian Thondike, que, en la lid ucraniana, alejada de los grandes focos, pero con calidad, se presenta como una carta ganadora. En su última actuación con la formación del Corazón de Podillya, aportó cinco unidades. Una por saque y el resto en bloqueo.
El voleibol nacional está empeñado en recuperar algo del brillo de tiempos pasados. Las actuaciones de nuestros representantes confirman que los tiempos felices podrían regresar.