Arnaldo Rivero es incapaz de vivir sosegadamente si de crear o trabajar se trata. Ni cuando duerme. Expresan sus allegados que siempre dio la impresión de tenerlo todo claro. A diferencia de otros que se aferran al pasado con añoranza, él esta dispuesto a soltar amarras y seguir su estrella adonde quiera que lo lleve, si de representar al deporte cubano se trata. Nunca quiso otro destino. Lo buscó y tuvo la valentía de llevarlo a cabo y a feliz puerto.
“Soy fundador del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, (Inder) al cual llegué a través de la Asociación de Jóvenes Rebeldes de la región de Cienfuegos, provincia donde nací”.
“Mi buen trabajo en diversas actividades relacionadas con la actividad física me permitió en 1964 ingresar en el instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo. Desde el primer año de la carrera fui profesor de Historia del Deporte y Jefe de Cátedra”.
“Hice prácticas laborales en Isla de Pinos, Minas del Frío, y en el Plan Primero de Mayo. Realicé el montaje de composiciones gimnásticas masivas. Ayudé a formar profesores de Educación Física y a instruir a los maestros primarios que impartirían esa asignatura”.
“Logramos que 40 mil de ellos impartieran la materia, pues luego del triunfo revolucionario solo quedaron cerca de 400 en ejercicio”.
Historias de montañas, sueños e ilusiones
La responsabilidad llama. Poderosa y necesaria es si de fundar nuevos sueños se trata. A ese encargo nunca se le dice que no.
“El primer curso de lo que fueron después las Escuelas para Profesores de Educación Física (Epef) lo hicimos en el Escambray. En casas de campañas. Luego de un período intenso de trabajo y responsabilidad en 1969 se quedó una en Topes de Collantes y otra en La Habana”.
“Esa fue una de las grandes obras de la Revolución. Las ideas y estrategias de Felipe Guerra Matos, José Llanusa y Fidel abrieron un nuevo camino. Aprendimos mucho con ellos. El Comandante en Jefe y Llanusa participaban activamente. Sus ejemplos, e inteligencias nos impulsaron y comprometieron”.
“A partir de esas enseñanzas tuvimos una explosión de resultados. Ahí están las medallas olímpicas y mundiales. Las Escuelas de Iniciación Deportiva,(Eide), los Juegos Escolares. Las carreras populares y vueltas ciclísticas. Los atletas alcanzan un título universitario para continuar vinculados luego de su retiro.
La masividad permitió esos logros. En ellos está presente el pueblo”.
Refiere nuestro protagonista que su familia le inculcó valores que le hicieron ver con claridad lo necesario de pensar y actuar por un mundo mejor.
“Mi padre fue determinante para mí. Murió siendo yo un niño, pero me legó sus enseñanzas. A luchar por el bienestar de las masas. A respetar al prójimo. Fui testigo del levantamiento popular armado del cinco de Septiembre en Cienfuegos. Mi hermano participó. Vi la represión, la muerte, y la saña del ejército batistiano. Aquella experiencia me comprometió para siempre con la lucha revolucionaria”.
Mujer y deporte, combinación ganadora
Obedeciendo a su natural mezcla de coraje y capacidad la mujer ha coronado cientos de gestas de superación. Cuando la audacia y el amor corren por las venas la vida florece.
“Una de las estrategias más importantes del movimiento deportivo cubano ha sido incluir a plena capacidad a la mujer. Creo que ellas hoy tienen más potencialidades que los hombres. No debemos olvidar a las Morenas del Caribe, a Ana Fidelia Quirós, a Maria Caridad Colón, Vivian Ramón, Yipsi Moreno e Idalis Ortiz”.
“Las muchachas practican la mayoría de los deportes. Su proyección es tremenda. Se han ganado su espacio. Antes de 1959 ni pensarlo”.
“He tenido la posibilidad de organizar congresos panamericanos sobre la mujer en el deporte. Las enseñanzas son inolvidables. La huella de Cuba siempre está presente”.
Otros caminos, nuevas experiencias
Los años vuelan. Recorrerlos con prácticas renovadoras nos da la posibilidad de sentir orgullo de quienes somos y de donde venimos.
“Pertenezco a la Unesco desde 1983. Asistiendo a reuniones y diversas actividades. En 1981 nuestro país realizó un congreso en el cual se explicaba como cada nación cumplía con los preceptos de la Carta Intencional de la Educación Física y el Deporte.
Junto al filósofo Gaspar García presentamos el mensaje de como una isla del Caribe cumplía los mandatos de la Unesco”.
“A partir de ahí participé en algunas acciones de esa organización. Fui varios años presidente del Comité Intergubernamental para la Educación Física y el Deporte. Realicé numerosas gestiones. Una de ellas fue nombrar al 2006 Año Mundial de la Educación Física. Encauzamos los programas de la mujer y los discapacitados en el deporte, y realizamos modificaciones a la Carta Internacional de la Cultura Física y el Deporte. En esos proyectos el acento cubano fue evidente, pues los implementamos con éxito aquí”.
La mayor isla del Caribe se apuntaló como una fortaleza atlética. Los éxitos son la muesca más lustrosa, sin embargo, ¿Cuáles son los secretos?
“La masificación es uno de los parámetros que han hecho que un país del tercer mundo haya logrado formidables metas deportivas. La diversificación de las disciplinas es otro. También la formación y superación de profesionales de reconocida calidad internacional, sin olvidar el nivel de compromiso de los atletas”.
“Somos una nación pequeña, bloqueada, y sin grandes recursos económicos. Aun así, nos respetan y reconocen. Nos lo hemos ganado con esfuerzo”.
“El hecho de convertir los centros de entrenamiento en escuelas ha permitido elevar el nivel educativo de los muchachos. Se les garantizan las condiciones necesarias. Los comparas con los de otros países y notas la diferencia al expresarse y razonar. Así también se construyen las preseas”.
Gracias a la vida
La existencia debe ser puro impulso. Una escuela, una permanente reflexión. Vivirla a plenitud y aportando al bienestar es un deber.
“Siempre disfruté las misiones que cumplí en el Inder. No hubo tarea compleja. Los retos fueron motivos de interés. Estuve como director de Alto Rendimiento y jefe del Departamento Nacional de Educación Física. Dirigí durante dos periodos la dirección nacional de docencia del organismo y ejercí la rectoría de la Escuela Internacional de Educación Física”.
“Todavía tengo sueños por cumplir. Estoy abierto a colaborar. Mi vocación por enseñar es fuerte. Las ideas hay que llevarlas a cabo y aplicarlas. El Inder ha sido mi vida desde los 13 años. Intenté aportar cada día y minuto de los 52 años que trabajé. Aquí estaré para lo que sea. Por el bien de Cuba y su movimiento deportivo”.