“El mundo sigue afrontando una crisis de empleo e ingresos sin precedentes y un mayor grado de incertidumbre. A lo largo del año, las respuestas políticas deberán conjugar la implantación del proceso de vacunación con la adopción de medidas de salud pública y fomento de la economía y del empleo. Los encargados de la adopción de políticas tendrán que facilitar una sólida recuperación de forma generalizada, que promueva el empleo, los ingresos, los derechos de los trabajadores y el diálogo social, a fin de lograr una recuperación centrada en el ser humano”.
Así resume la Organización Internacional de Trabajo (OIT) las principales alertas que se derivan del más reciente estudio dado a conocer la semana que concluye y en el cual se describen los efectos de la COVID-19 en el mercado de trabajo, sobre todo la disminución generalizada de las horas de trabajo y de los ingresos, y se prevé para el 2021 “una recuperación lenta, desigual e incierta, a menos que los progresos iniciales se respalden con políticas de recuperación centradas en las personas”.
En el estudio se precisa que hay signos de recuperación en los mercados de trabajo de todo el orbe a pesar de las consecuencias sin precedentes que produjo la pandemia y que a lo largo del pasado año la cantidad de horas de trabajo a escala mundial se redujo en un 8,8 % —en comparación con al cuarto trimestre de 2019)— lo cual equivale a 255 millones de empleos a tiempo completo, cifra cuatro veces mayor que la provocada por la crisis financiera mundial del 2009. En consecuencia, ocurrió una disminución “sin precedentes” del nivel de ocupación que afectó a 114 millones de personas y se produjo una salida del mercado de trabajo de personas incapacitadas para trabajar por las medidas necesarias y las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias.
De la misma, hubo una disminución del 8,3 % de los ingresos provenientes del trabajo a escala mundial, incidiendo de forma desigual por sector económico, zona geográfica y mercado de trabajo; de ahí la preocupación de la OIT de que se produzca entonces una recuperación también desigual en el que nuevamente se afecten los sectores más desfavorecidos hasta entonces.
Entre los sectores más afectados se registran: la hotelería y la restauración (con una tasa de ocupación reducida en más del 20), el comercio minorista y las actividades de producción industrial, aunque la tasa de ocupación en el sector de la información y la comunicación, las finanzas y los seguros, aumentó en el segundo y tercer trimestres del 2020, al igual que en la minería, extracción de minerales y los servicios públicos.
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El 93 % de los trabajadores residen en países en los que se aplicó algún tipo de medida de cierre de lugares de trabajo a comienzos de enero del 2021.
El 77 % de los trabajadores seguían viéndose afectados por esas medidas a comienzos del año (el valor máximo se alcanzó a finales de julio del 2020 con 85 por ciento).
En el 2020 se perdió el 8,8 % de las horas de trabajo a nivel mundial con
respecto al cuarto trimestre del 2019; es decir, 255 millones de empleos a tiempo completo.
En el cuarto trimestre del 2020 la cantidad de horas de trabajo a escala mundial disminuyó un 4,6 %: 130 millones de empleos equivalentes a tiempo completo.
La tasa de desocupación aumentó en 1,1 puntos porcentuales, hasta el 6,5 por ciento.
La mayor pérdida de ingresos provenientes del trabajo de los trabajadores (un 10,3 %), se registró en las Américas.
La menor pérdida (6,6 %) se produjo en Asia y el Pacífico.
La disminución de horas de trabajo fue mayor en el caso de las mujeres (5,0 %) y en el de los trabajadores jóvenes (8,7 %) que en el de los de más edad.
La cantidad de personas desocupadas a escala mundial aumentó en 33 millones en el 2020.
Según datos de 55 países de ingresos altos y medios, 29,4 millones de mujeres mayores de 25 años perdieron sus empleos entre el cuarto trimestre del 2019 y el segundo trimestre del 2020.
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Lo que se avecina: Retos y recomendaciones
La nueva edición del informe de la OIT sobre los efectos de la pandemia en el mercado laboral refiere además, que existe mucha incertidumbre y es difícil hacer previsiones certeras sobre los próximos meses; sin embargo, “en la mayoría de los países se producirá una recuperación relativamente sólida en el segundo semestre del año, una vez que los programas de vacunación comiencen a surtir efecto”.
Al respecto, existen varias hipótesis: por un lado, se prevé una pérdida del 3 % de las horas de trabajo en todo el mundo en el 2021 en comparación con el cuarto trimestre del 2019 y eso equivale a unos 90 millones de empleos a tiempo completo. En el caso en que se produzcan avances lentos en el proceso de vacunación —alerta el estudio— puede ocurrir una reducción de las horas de trabajo del 4,6 % y si el proceso es más rápido, solo se reduciría un 1,3 por ciento. “El control de la pandemia, así como el aumento de la confianza de los consumidores y de las empresas, propiciarían el caso hipotético más favorable”. Se estima también que la cantidad de horas de trabajo en las Américas, Europa y Asia disminuya más del doble que en otras regiones.
Para el director general de la OIT, Guy Ryder, “los indicios de recuperación que vemos son alentadores, pero son frágiles y muy inciertos” y es vital “que ningún país o grupo puede recuperarse por sus propios medios”.
«Nos enfrentamos a una disyuntiva: una opción conduce a una recuperación dispar y no sostenible, con una desigualdad e inestabilidad cada vez mayores, susceptibles de agravar la crisis. La otra lleva a una recuperación centrada en las personas, con el fin de reconstruir mejor y promover el empleo, los ingresos y la protección social, así como los derechos de los trabajadores y el diálogo social. Si queremos una recuperación duradera, sostenible e integradora, este es el camino que deben seguir los responsables políticos”, señaló Ryder.
A propósito, compartimos las principales recomendaciones en materia de política que se formulan en el Observatorio de la OIT:
- Mantener políticas macroeconómicas flexibles en el año que apenas comienza y en los posteriores, mediante incentivos fiscales y medidas que fomenten los ingresos y la inversión.
- Formular medidas específicas para mejorar la situación de las mujeres, los jóvenes y los trabajadores poco calificados que perciben una baja remuneración, además de otros grupos particularmente afectados.
- Prestar asistencia internacional a países de ingresos bajos o medianos, cuyos recursos financieros son insuficientes para llevar a cabo el proceso de vacunación y promover la recuperación económica y del empleo.
- Adoptar medidas específicas de apoyo a los sectores que se han visto afectados de forma más adversa.
- Fomentar el empleo en los sectores en los que se registras avances a un ritmo más rápido.
- Promover el diálogo social para aplicar las estrategias de recuperación necesarias que permitan lograr economías más inclusivas, justas y sostenibles.