Una de las claves que ha permitido al gobierno cubano enfrentar estos tiempos de pandemia y adversidad, protegiendo la salud del pueblo y sin que el país se detenga, ha sido encauzar su gestión con la brújula de las ciencias.
Por eso, aunque este 15 de enero es el Día de la Ciencia Cubana, todas y cada una de las jornadas en esta Isla discurren, de las más disímiles maneras, junto a la presencia y bajo la guía del quehacer científico.
Hace 61 años, en el paraninfo de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (sede del Museo Nacional de Historia de la Ciencia y la Tecnología), el Comandante en Jefe Fidel Castro afirmaba con motivo del aniversario 20 de la Sociedad Espeleológica de Cuba que “El futuro de nuestro país tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de Ciencia, un futuro de hombres de pensamiento”.
No se equivocaba y más de seis décadas así lo han ratificado, en particular este último año en que el nuevo coronavirus se ha enseñoreado de la realidad mundial.
La principal fortaleza que ha posibilitado a Cuba enfrentar al nuevo virus –cuya entrada al país ocurrió el 11 de marzo del 2020- ha sido precisamente el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación, cuya integralidad y proyección multisectorial, interdisciplinaria, es uno de los más sólidos puntales en esta batalla.
Aun cuando en el presente esta Antilla Mayor vive un lamentable rebrote, sus estadísticas la ubican entre los países con más bajo índice de letalidad en la región y también en todo el orbe.
Ello se sustenta, entre otras razones, en los más de 80 proyectos de investigación relacionados con el SARS-Cov-2, en los consolidados protocolos que hoy conducen el proceder médico para la atención a los enfermos y también para prevenir contagios, así como en el empleo de medicamentos cubanos como el Interferón ALFA 2B y el Nasalferón.
Espacio aparte merecen los cuatro candidatos vacunales que con solidez tributan a nuestra soberanía biotecnológica y que, según precisara José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, en el Sexto Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su IX Legislatura, ya se encuentran en fase de ensayo clínico. Lo cual nos ubica como el primer país de América Latina con dichos resultados y, al mismo tiempo, nos ubica en el selecto grupo de 47 naciones que trabajan en la obtención de una vacuna preventiva contra el virus.
Se suman a las fortalezas el Modelo Cubano de Gestión Clínico-epidemiológica para el Enfrentamiento y Control de la COVID-19, así como el Protocolo de Atención a Convalecientes.
Extensa sería la enumeración, y siempre con el riesgo de alguna omisión involuntaria, de todos y cada uno de los aportes hechos por la ciencia cubana en estos tiempos de pandemia, donde, por solo agregar otro ejemplo, los modelos matemáticos han ayudado a pronosticar futuros comportamientos de la COVID-19, a comparar, analizar y continuar enrumbando estrategias.
No ha sido casualidad que en fecha tan temprana como el 29 de enero del año pasado, el Consejo de Ministros aprobara el Plan para la Prevención y Control del Coronavirus, tampoco que el 12 de febrero se creara el Grupo de Ciencia para el Enfrentamiento a la COVID-19, ni que en las sistemáticas reuniones del Grupo temporal nacional, dirigido por el Presidente y el Primer Ministro, se escuche de modo habitual el parecer de científicos e investigadores.
En medio de un mundo donde el neoliberalismo con sus egoísmos y privatizaciones desdibuja esperanzas y hasta la dignidad humana, también cuando el bloqueo impuesto por el gobierno norteamericano se ha ensañado con inédita crueldad sobre este pueblo, solo una voluntad política y ética como la que rige el sistema gubernamental cubano ha podido continuar poniendo al ser humano en el centro de su actuar.
Precisamente es esa voluntad la que desde siempre ha estimulado el desarrollo científico en esta Isla asediada, pero no por eso menos inmensa en sus proyecciones dentro y fuera de fronteras.
[box title=»Rostros de la Ciencia Cubana» box_color=»#07763d» title_color=»#ffffff»][tabs vertical=»yes» mobile=»scroll»][tab title=»Concepción Campa» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
Han pasado tres decenios desde la obtención de la vacuna antimeningocócica, y Concepción Campa está consciente de todo lo que tuvo que consagrarse para salvar vidas y aliviar el dolor que provoca la pérdida de los seres humanos. Al fin y al cabo, valió la pena… (Leer más) [/tab]
[tab title=»Agustín Lage Dávila» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
El director fundador del CIM y uno de los investigadores de mayor prestigio de Cuba y el mundo en el ámbito de la lucha contra el cáncer conversa acerca de su relación con Fidel Castro Ruz; de los resultados obtenidos en la lucha contra el cáncer, entre otros temas (Leer más)[/tab]
[tab title=»Jorge Berlanga Acosta» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
Cuando Jorge Berlanga Acosta entra en materia (la biología que es su preferida) las ideas brotan cargadas de imágenes, como si la terminología científica con que describe la vida fuera poesía. Es así que habla de la “ironía” de ciertas enfermedades, de “pluripotencia” celular, o de “bancarrota energética” de las neuronas. (Leer más)[/tab]
[tab title=»Yury Valdés Balbín» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
Yury Valdés Balbín es un científico cubano, de 43 años, director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas, institución líder en el proyecto de desarrollo del primer candidato vacunal cubano contra la COVID-19. (Leer más)[/tab]
[tab title=»Tammy Boggiano Ayo» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
La profesional espirituana Tammy Boggiano forma parte del equipo científico creador del primer candidato vacunal cubano contra la COVID-19. (Leer más)[/tab][/tabs][/box]
Ciencia para avanzar
Aunque en estos tiempos de COVID-19 ese tema, de vida o muerte, concentra la atención, la ciencia cubana no solo se ha limitado a ese ámbito.
Desde el Programa Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, la Tarea Vida, la construcción de viviendas, la esfera productiva y de servicios, la meteorología, las comunicaciones, la informatización de la sociedad, la educación, el deporte, la cultura y hasta el acontecer más cotidiano, en todos los espacios del alentar nacional la ciencia ocupa un lugar y ha tenido un impacto impulsando el desarrollo económico y social de Cuba.
Así fue subrayado por el mandatario Díaz-Canel durante el taller Las ciencias en la construcción de la sociedad y la cultura cubanas, que sesionara en la Universidad de La Habana el pasado noviembre, y donde el Presidente igual destacara que ciencia e innovación constituyen uno de los pilares en la gestión del gobierno.
Humanismo, solidaridad y un acendrado patriotismo distinguen a los cubanos y cubanas que hacen ciencia en los centros de investigación y también a pie de surco, en hospitales o centros productivos, en cualquier rincón de esta Isla y del mundo.
Al respecto, Ulises Guilarte de Nacimiento, Secretario General de la CTC y miembro del Buró Político, en su mensaje del pasado año por el Día de la Ciencia Cubana recordaba que “… esos hombres y mujeres, y sus colectivos, son ejemplos de abnegación, entrega, inteligencia y de amor a la patria y al trabajo, que son un honor imitar”.
Precisamente ese quehacer de entrega y lealtad es el que animó al Presidente cubano a asegurar que “Estamos conscientes que para avanzar, crecer y desarrollarnos contamos con la participación y el aporte de la comunidad científica cubana (…) Nos sentimos apoyados y comprometidos con su empeño”.
Algunos aportes de la ciencia cubana en la batalla por salvar vidas
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