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RETRATOS: Con sabor a helado

El helado de chocolate cae en forma de espiral en el galón que va llenándose poco a poco. A otro pudiera aguársele hasta la boca, pero Yaimarys Lorenzo Bravo lo observa como algo natural. Y es que la mayor parte de su vida, ha estado cerca de la fabricación de este delicioso producto.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

Aún recuerda, cuando siendo niña visitaba la fábrica de Helados Coppelia, ubicada en el municipio capitalino de Boyeros, donde trabajaba su mamá. De ahí nació su deseo por estudiar Licenciatura en Ciencias Alimentarias, especialidad de la que se graduó en el año 2007.

“Comencé a trabajar en el ministerio de la Industria Alimentaria y al año pasé a laborar como adiestrada en la fábrica Coppelia. Al concluir ese período de aprendizaje, me designaron jefa de control de calidad”.

Reconoce que para lograr un buen helado es preciso evaluarlo constantemente, desde que la materia prima entra en la Unidad Empresarial de Base (UEB) hasta que ya está concluido el producto y sale para ser comercializado. “Se hacen todo tipo de análisis”, apuntó.

En febrero de 2020, Yaimarys dio otro salto en su vida, pues comenzó a trabajar en la UEB Helados Matilda, en el Complejo Lácteo, ubicado en el Cotorro. “Anteriormente atendía calidad, aquí respondo por la producción, ambas tareas se complementan”.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

Con orgullo habla de los compañeros de la planta, entre los que se encuentran muchas mujeres. “Todos son consagrados, muy buenos y responsables”. Destaca que en estos tiempos de la COVID-19, el colectivo, integrado por 52 trabajadores ha cumplido con rigor las medidas de higiene y protección. El centro, de por sí, exige protocolos propios de las entidades donde se procesan alimentos. Ahora, con la pandemia, han multiplicado las acciones para evitar que alguien se contagie.

En la actualidad, producen ocho mil galones diarios de helado, pero el sueño de esta joven es llegar a hacer los 20 mil pues así podrían contribuir a satisfacer la demanda de este producto que tanto gusta a los cubanos.

Madre de tres niños, comenta que a las mayores no les gusta, pero al pequeño, de dos años, sí le agrada.  Quizás las niñas sigan su camino, aún no lo sabe, lo que sí está segura es que tendrán un buen ejemplo de lo que es el amor al trabajo y el respeto por una profesión que le da placer.

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