En el estudio intervienen más de 40 expertos del Instituto de Nefrología y el Hospital Clínico Quirúrgico Docente Salvador Allende.
La indagación está basada en información internacional, la cual señala indicios sobre alteraciones renales en los pacientes activos, que derivan en un cuadro renal agudo, con necesidad de tratamiento sustitutivo, precisó el líder del equipo, Raúl Herrera.
Refiere Herrera que el virus para su propagación utiliza la vía sanguínea, y el riñón es uno de los órganos más vascularizados del organismo, pues la sangre cruza a través del mismo y este manufactura ese torrente sanguíneo, o sea, la filtra, la concentra, para la producción de orina.
Herrera puntualizó al diario Granma que se dan otros elementos generales que concurren en un fallo multiorgánico que afecta al organismo con daños también para el riñón como las infecciones, los medicamentos nefrotóxicos, los estados de hipotensión arterial, el daño muscular, la liberación de proteínas dañinas y otros factores.
En base a lo anterior –dijo el especialista- está en curso una investigación con una muestra de pacientes asintomáticos, sintomáticos leves, graves, críticos y fallecidos.
Los resultados preliminares muestran la necesidad del autocuidado, primero para no enfermar, porque de ocurrir el contagio podrá haber secuelas.
Muchos pacientes que pasaron la fase activa de la enfermedad mantienen varios síntomas meses después, con dolores articulares, pérdida del olfato y el gusto, alteraciones en la memoria y otros efectos, por lo cual es necesario un seguimiento médico y un cambio en el estilo de vida, pues existe una susceptibilidad para desarrollar otras enfermedades. (Tomado de PL)