El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido, envió este martes un mensaje de felicitación al compañero Fernando González Llort, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), con motivo del aniversario 60 de esa institución.
A continuación, el texto íntegro de la misiva:
Compañero Fernando González Yort
Presidente del ICAP
Querido compañero:
Un importante momento en la historia de Cuba constituyó la creación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, el 30 de diciembre de 1960, por iniciativa de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, ante el clamor universal de los amigos de defender el joven proceso popular y emancipador.
El ICAP, en su hermosa misión de fomentar la amistad y la solidaridad como valores genuinos de la humanidad, ha construido sólidos puentes con los más diversos sectores sociales e instituciones en el mundo, entre ellos numerosos parlamentarios, que han contribuido desde sus espacios políticos al movimiento de solidaridad con Cuba, como escenario propicio para el intercambio y el conocimiento mutuo de la historia, las tradiciones e identidades nacionales.
En este significativo aniversario, reciba usted, en nombre de los diputados de la Asamblea Nacional y en el mío propio, nuestra admiración y profundo agradecimiento a todos los trabajadores del ICAP y en especial a los amigos integrados en el amplio, diverso y creciente movimiento de amistad con Cuba, cuya labor ha sido decisiva en el aliento y apoyo que ha dado a Cuba y en la denuncia a la escalada agresiva del gobierno de Estados Unidos.
Estamos seguros que nuestros amigos en el mundo continuarán su noble e incondicional respaldo a la Revolución, porque la Revolución no les fallará en su decisión de defender su derecho a existir como nación libre, solidaria independiente, democrática y socialista, principios que la gran mayoría de los cubanos refrendaron el pasado año en la nueva Constitución de la República.
Fraternalmente,
Esteban Lazo Hernández
Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular
La Habana, 30 de diciembre de 2020
“Año 62 de la Revolución”
Corrían los meses finales de 1960, tiempo de una fuerza imparable de cambios revolucionarios, yo tenía 14 años. En el Instituto del Vedado los jóvenes rebeldes nos organizábamos para hacer guardias. Un ejercicio necesario, primero, por la existencia de actividad contrarrevolucionaria en el plantel, pero necesario también como proceso formador de disciplina y autoconciencia.
En aquella ocasión (nunca supe de dónde salieron), las guardias las hacíamos con unos viejos fusiles que llamábamos “cracks” que se cargaban por el costado colocando los proyectiles en una cajuela. Algunos de esos proyectiles habían sido percutidos sin que explotaran, esos los poníamos de último. En resumen, que los otros proyectiles quizá tampoco nunca explotarían.
Me comisionaron entonces para buscar balas que sirvieran y me indicaron que fuera al local del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, que quedaba en la esquina de 17 y H en la acera de enfrente del ICAP.
Ahí me recibió un rebelde con una barba no muy tupida y con uniforme verde olivo a quien le expliqué lo que buscaba. Sin que mediara comprobación, ni duda alguna y quizá ante la convincente sinceridad de mis palabras, tal era la fuerza del optimismo y la confianza extrema de aquellos años, el compañero haló una gaveta que contenía municiones de diverso calibre, escogió 4 ó 5 y me las dio. Me las estaba echando en el bolsillo, cuando alguien grita “¡Ahí viene Fidel!”
Corrimos a la calle y en efecto, dos automóviles color vino (creo que eran de la marca Oldsmobile) se aproximaban al ICAP y yo corrí a verlo lo más cerca que me fuera posible.
Llegamos en esos segundos hasta él una empleada doméstica que trabajaba cerca del lugar, un hombre que tendría unos 40 años y yo. Fidel permanecía aún sentado en el carro y en breves segundos le dije -sin recordar las palabras exactas del fugaz diálogo-, que era del Instituto del Vedado, que ahí defendíamos la revolución, le extendí mi mano y Fidel me dio la suya, me miró a los ojos y me dijo que continuáramos así. La empleada doméstica, que entonces se les solía llamar “criadas”, se quejó de algo en relación con los inspectores, y el hombre no habló.
Fue un encuentro rápido, como un relámpago de luz. Nos alejamos, y el Comandante entró a las oficinas del ICAP que celebra hoy el 60 aniversario de fundado por él.