Desde el inicio del día la usamos para asearnos, preparar alimentos, lavar los utensilios o simplemente beberla. Así desde que nacemos y hasta el último suspiro.
El agua nos acompañará toda la vida. Sin ella no podríamos existir, mucho más cuando nuestro cuerpo tiene y requiere un alto contenido del llamado líquido vital.
Pensamos que sería un recurso infinito porque de ella dependerá la vida. Sin embargo no le damos la importancia que tiene, sin tener en cuenta que escasea cada vez más y según los especialistas se convertirá en causa de guerras por poseerla.
A fines de noviembre y según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, “el agua disponible por persona disminuyó en más de 20 por ciento anualmente en las últimas dos décadas”, precisa la agencia Prensa Latina.
‘Los déficits y su escasez en la agricultura deben abordarse de inmediato y con audacia si queremos tomar en serio nuestro compromiso de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible’, destacó el director general de la FAO, QU Dongyu.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) advertía hace dos años que la escasez de agua afectará a 5.000 millones de personas de aquí a 2050. ¿Motivos?, el cambio climático y el aumento de la demanda, entre muchos otros factores.
La nueva anormalidad
El año termina con una mala noticia. El agua se cotizará en los mercados a futuro de Estados Unidos y su precio será fijado por la combinación de volumen y disponibilidad.
Un colega argentino comentó que “parece una película de ciencia ficción pero no puede ser más real: a principios de diciembre, el agua comenzó a cotizarse en la Bolsa de Wall Street”.
La reacción de muchos fue inmediata. “Es de todos y un bien público”, alertó días después, Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU sobre el derecho al agua potable y al saneamiento.
Y no es para menos en un mundo donde más de 2 mil millones de personas no acceden a ella y muchas otras la consumen con mala calidad.
Algunos expertos coinciden en que tal decisión demuestra la capacidad del neoliberalismo para utilizar las crisis en pos de profundizar aún más la mercantilización de la vida.
Otros alertan que solo es la primera de las medidas, pues si comenzó a cotizar en los Mercados a futuro de Estados Unidos, seguramente no tardará en llegar a América Latina y al resto del mundo.
Muchos coinciden en que implica dejar de vincularse la necesidad con la demanda efectiva y pasa a ser especulación de los grandes sectores financieros.
La vida ha demostrado que en situaciones de crisis este tipo de medidas solo incrementará el precio de los alimentos y con ello la hambruna, la pobreza y la desigualdad ya existentes.
El agua en oferta y demanda
El proceso de privatización del agua comenzó en nuestra región en los ‘90 del pasado siglo con la desregulación y cotización de las empresas en el mercado financiero. Esta nueva medida constituye una vuelta de tuerca porque ahora es el bien mismo cotizando en los mercados a futuro, dijo un especialista.
A partir de que el líquido comenzó a cotizarse los inversionistas pueden apostar sobre la escasez o abundancia del agua para un futuro cercano, pero tan cercano como el 2021.
Para su entrada a la bolsa el agua cotizó dentro del llamado “Índice del Agua Nasdaq Veles California”, de un grupo financiero que estableció que en su primera cotización la cantidad de un millón 233 mil litros de agua tenga un costo de 486 dólares.
En fin, con el nuevo año el agua pasa a ser una mercancía más con un valor a cotizar como el petróleo o el arroz. Esto provoca una agria polémica, entre quienes afirman que promoverá la eficiencia en su uso y los que la consideran un riesgo para la vida.
Como van las cosas después vendrá el aire, tal vital para la vida como el agua, porque en caso de escasear será cotizado en el mercado y entonces solo sobrevivirán quienes tengan dinero.