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Romilio: un joven con el corazón en zona roja

Han transcurrido más de 270 días desde que la COVID-19 irrumpió en Venezuela y el joven doctor intensivista guantanamero Romilio Mir Fernández ha pasado 168 de esas jornadas en zona roja o de cuarentena en su residencia, en cumplimiento de las disposiciones de bioseguridad establecidas por la Misión Médica Cubana en la Patria de Bolívar.

Foto: Cortesía del entrevistado

Así fue desde marzo hasta octubre, siete meses en los que se dedicó en cuerpo y alma a enfrentar ese flagelo en favor de la salud y la vida de los pacientes que acudieron, enfermos o sospechosos, al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Doctor Alcides Rodríguez, ubicado en la parroquia El Valle, del Distrito Capital, convertido desde entonces en unidad asistencial  Centinela para la atención de estos casos.

Y sin embargo, siempre te he visto con la misma vitalidad del primer día, ¿qué te motiva?

“El amor a la humanidad que nos inculca  el legado y el ejemplo de nuestro Comandante en Jefe y que la Escuela Cubana de Medicina cultiva desde los escenarios donde nos forma como profesionales capaces y comprometidos con la salud y la vida de los seres humanos.

“La satisfacción de ver cómo evolucionan satisfactoriamente nuestros pacientes venezolanos y el regreso, sanos y salvos, a sus hogares, porque una sonrisa y un gesto de agradecimiento  valen más que mil palabras y desmienten las campañas difamatorias contra la cooperación médica de Cuba en el extranjero.”

¿Cómo fue tu debut frente a esta enfermedad?

“La primera experiencia la viví cuando se detectó en la comunidad una pareja procedente de Cúcuta, Colombia, que a  los cinco días de arribar al país comenzaron con síntomas respiratorios sugestivos de la COVID-19 y se decidió su ingreso para el despistaje.

“Llevo muchos años atendiendo pacientes con cierta gravedad, pero son entidades clínicas conocidas y  me tocaba enfrentar una enfermedad que era todavía desconocida y con gran impacto letal en el mundo y en ese momento pasaron miles de cosas por mi mente, incluso temores, pero pudo más nuestro gesto solidario. Y en ese momento recordé el juramento hipocrático del primer día de la carrera de Medicina».

“En la Patria nos han enseñado a salvaguardar la vida humana ajena por encima de los riesgos propios, a estar incondicionalmente al lado del enfermo; y me sentí seguro en el abordaje a los pacientes, por los medios de protección personal de que disponemos y las medidas de bioseguridad implantadas.”

¿Y después?

“Nunca nos confiamos, pero todos fuimos asumiendo el desafío con más seguridad. Contrario a lo que dicen los enemigos de la Revolución Bolivariana en nuestro CDI, como en los más de 300 convertidos en centinelas, se crearon   las condiciones materiales imprescindibles para darles atención gratuita y de calidad a los necesitados.”

 

 

Foto: Cortesía del entrevistado

 

Fuiste electo delegado al XI Congreso de la UJC y sé de tus expectativas de reseñar en la reunión el espíritu internacionalista de los jóvenes cubanos. ¿Qué piensas de su postergación?

“La considero una oportuna  decisión y estoy seguro de que los delegados estan de acuerdo, porque nuestro país siempre piensa en la salud de todos los cubanos dentro y fuera de la Isla. Nosotros seguiremos trabajando por el bienestar del pueblo y en su momento trasmitiremos en la plenaria del congreso las experiencias vividas en la lucha contra la COVID-19. Creo que nuestro Congreso es todos los días. Nuestro Futuro es hoy.”

 

Foto: Cortesía del entrevistado

 

Ahora en el CDI la situación es más tranquila, “ya se han restablecido los servicios habituales, pero  seguimos en combate contra este invisible enemigo y listos para enfrentar cualquier contingencia”, asegura el joven Romilio.

 

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