El incremento sostenido por más de 19 días del número de casos activos, entre otros indicadores negativos, hacen que la suroriental provincia santiaguera dé un paso atrás en materia de enfrentamiento al Sars-COV-2 y pase de la nueva normalidad, en la que sus habitantes vivieron por más de siete meses, a la fase tres de la recuperación post- COVID-19.
La noticia impactó a la población de la segunda provincia más poblada del país, en la que no se han dejado de realizar acciones sanitarias y de otra índole para frenar el aumento de pacientes infectados con el nuevo coronavirus, las cuales se refuerzan con celeridad.
En lo fundamental se intensifica la pesquisa activa, así como la vigilancia epidemiológica y la restricción de movimiento de los viajeros provenientes del exterior, este último considerado el talón de Aquiles en el enfrentamiento a la enfermedad pues la indisciplina de algunos ha favorecido el contagio.
El retroceso a la fase tres implica la implementación y el cumplimiento de medidas regulatorias en ámbitos y sectores como el laboral, el turismo, el transporte, el comercio, la educación, la cultura, entre otros.
Las autoridades de salud insisten en la importancia de elevar la percepción del riesgo y el apego de las personas al cumplimiento de reglas básicas que han demostrado eficacia en la batalla contra el virus, en lo fundamental el uso correcto de la mascarilla, el lavado frecuente de las manos y la desinfección de superficies.
Del mismo modo se insiste en la necesidad de la responsabilidad individual frente a la pandemia, con el autocuidado de la salud como factor clave.
Al momento de pasar de la nueva normalidad a la fase tres de recuperación post-COVID-19 en la provincia de Santiago de Cuba está abierto un evento de transmisión local y se trabaja en 108 controles de foco.