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Elecciones en Venezuela, la otra cara del continente

Cuando en el continente vuelven los golpes de Estado y en varios países los Gobiernos enfrentan el escarnio público manifestado en las calles, Venezuela escribió otro hito democrático con la realización de pacíficas elecciones parlamentarias bajo observación internacional.

 

 

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus fuerzas aliadas en el Gran Polo Patriótico serán mayoría en el Parlamento que se conformará el 5 de enero, en cumplimiento de la Constitución de esa nación sudamericana.

En los comicios de este domingo ganó el chavismo con más del 68 % de los votos. Atrás quedaron quienes desde el recinto parlamentario buscaron la desestabilización de la nación y se plegaron a la política injerencista de Estados Unidos.

No pudieron ser más difíciles las condiciones en las que el proceso bolivariano se mantuvo en la senda constitucional y electoral. Venezuela vive una grave crisis económica, atizada por la política de hostigamiento, castigos y bloqueos impuestos desde Washington, ávido de las riquezas petroleras del país, las cuales se encuentran entre las mayores reservas de oro negro del planeta.

La industria petrolera, el principal motor y fuente de ingresos de la economía venezolana, sufre los embates de las agresiones estadounidenses, que buscan paralizar la producción y exportaciones de crudo. El cerco incluye los medicamentos e insumos para enfrentar la pandemia de la COVID-19. También las finanzas, el comercio y el robo ilegal de los activos colocados en bancos internacionales.

Se le dice golpe blando a todo este entramado destinado a asfixiar a la población y buscar el desgaste del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, refrendado la víspera en las urnas. Y en esa línea de acción se inscriben también los Gobiernos que integran el llamado Grupo de Lima, que se apresuró a desconocer los comicios, y a pesar de que alega estar a favor de una transición pacífica en la patria de Bolívar, todos sus actos conducen a buscar un cambio de régimen a como sea.

Qué ejemplo de democracia pueden dar Gobiernos como el de Colombia, donde las matanzas y crímenes de líderes sociales, defensores de los derechos humanos y exguerrilleros desmovilizados son noticia de todos los días.

Qué decir del Perú, con varios presidentes en una semana sin que la población, abocada a las calles, fuera consultada sobre la crisis que atraviesa esa nación andina;  o Guatemala y Chile, cuyos mandatarios han cosechado tanta impopularidad que las multitudes reclaman su renuncia. Particularmente  a Sebastián Piñera (presidente chileno) se le condena por la actuación violenta y represiva del cuerpo de Carabineros.

Qué decir de la Organización de Estados Americanos (OEA), apéndice y ministerio de colonias de Washington, marcada por su protagonismo en el golpe de Estado contra Evo Morales.

Los países occidentales deben aceptar el resultado de las elecciones parlamentarias celebradas en Venezuela, declaró en Moscú el viceministro de Exteriores ruso Serguéi Riabkov.

El alto diplomático ruso destacó que «como resultado de la votación celebrada se está formando una Asamblea Nacional capaz de convertirse en una plataforma para futuros debates profundos, en un amplio formato multipartidista y con participación de la oposición constructiva, sobre las soluciones necesarias para reforzar las tendencias de estabilización en Venezuela».

El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil destacó que la elección es una respuesta a la presión que el Gobierno venezolano sufre «del Gobierno de Estados Unidos y de vasallos como Jair Bolsonaro».

La Asamblea Nacional volverá a ser punto de debate y encuentro para decidir los destinos del país. No lo dice solo el chavismo, también las fuerzas que le adversan y que aceptaron el reto de ir a las urnas donde, además de ganar la democracia consiguieron el 17,52 % de los votos para la opositora Alianza Democrática.

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