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No quiere respuesta, sino solución

La odisea de Annalis de la Cari­dad Castillo comenzó el 6 de agos­to del 2019 al comprar una vivien­da en el reparto Los Pinos, Arroyo Naranjo, La Habana, la que no disponía de metro contador por­que la Empresa Eléctrica lo había recogido, puesto que la casa esta­ba deshabitada.

Foto: Agustín Borrego Torres

“Ya ha sido reportado para su reposición al empleado de la UNE de la zona. En enero del 2020 me di­rigí a la oficina en La Palma de esa empresa, y con todos los documen­tos firmé un contrato para un nuevo servicio.

“El 26 de enero dos inspec­tores examinaron la vivienda, tomaron el número de teléfono y jamás regresaron. Fui una y otra vez a reclamar el cumplimiento del contrato y fueron varias las respuestas: ‘No hay metros. Vi­nieron, pero no hay combusti­ble para llevar a los obreros a su casa y mire, yo soy nuevo, ni sé nada ni tengo nada que ver con eso, y la administradora no se encuentra’.

“Fui entonces a la oficina de atención de la OBE donde me di­jeron que iban a ver qué se podía hacer. Llegó la pandemia y cuan­do La Habana pasó a una primera etapa volví a esa oficina.

“Un contrato en enero, cómo es posible si La Palma no tiene pen­dientes, y me pregunto: ¿A dónde fue a parar ese metro que no apa­rece pendiente en ninguna ofici­na? Tiene que esperar, me dijeron.

“En octubre solo recibí excu­sas: llame después, vuelva a llamar; entonces realicé una reclamación al Ministerio de Energía y Minas que tramitaron el 16 de ese mes a la Unión Eléctrica Nacional, que puso al corriente del caso a la provincia y a Arroyo Naranjo”.

Volvió a iniciar las llamadas y en la Empresa Eléctrica se le pidió “esperar más días y redactar una carta con lo ocurrido para ellos verificar. Que finalmente tenían 10 días hábiles para darme una respuesta, no una solución”.

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