En el terruño santiaguero siempre hay empeños al por mayor, ahora mismo el más elevado está puesto en el enfrentamiento al rebrote de la COVID-19, una enfermedad mortal que volvió luego de haberles dado “un respiro” a los habitantes de la provincia.
Fueron más de 180 días de sosiego, período en el que unos cuantos bajaron la percepción del riesgo. Eso, unido a que un viajero proveniente del exterior no cumplió los protocolos de aislamiento domiciliario y distanciamiento físico, se convirtieron en el resorte que destapó la caja de Pandora.
El primer caso autóctono puso a todos en tensión y en acción. A partir de ahí y hasta hoy, con un importante número de pacientes con el SARS-CoV-2, la triste estadística de un fallecido, un evento de transmisión local, más de una decena de controles de focos y varias barriadas en cuarentena, no han dejado de concretarse medidas con visión multisectorial.
Lecciones por aprender
No se equivocaron los científicos que predijeron el rebrote de la pandemia con dimensiones superiores a la primera incursión del virus. Santiago de Cuba es testigo de ello. Bien lo saben, por ejemplo, pobladores de los repartos Altamira y Sueño, en la ciudad cabecera provincial, al igual que los del municipio de Songo-La Maya.
El desenfrenado número de contactos de pacientes positivos que se ha generado en esas zonas deja en evidencia que, aun en medio de los esfuerzos de las autoridades sanitarias, gubernamentales y políticas, todavía falta el autocuidado de la salud, responsabilidad, disciplina y apego a las normas establecidas.
Las cifras son más que claras: solo tres pacientes positivos, uno del reparto Sueño y dos de Songo-La Maya generaron 210 contactos.
En diálogo con Trabajadores el doctor Raúl Leyva Caballero, jefe del Departamento Provincial de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, precisó que el sistema sanitario se encuentra en plena capacidad de responder a la actual situación, tal y como dio muestras en anteriores momentos, pero es imprescindible que las personas cumplan con las medidas ya conocidas: uso obligatorio del nasobuco, lavado y desinfección de manos, con jabón e hipoclorito, y de superficies; así como el distanciamiento físico.
Inmediatez, minuciosidad
Sin reparar en que la provincia vive en medio de la nueva normalidad, el grupo temporal de trabajo para la prevención y control del nuevo coronavirus reforzó las acciones con el fin de acorralar la enfermedad con la puesta en vigor de unas 50 medidas; por ejemplo: el control sanitario de la llegada de viajeros nacionales e internaciones por diferentes vías; la detección de sospechosos, el aislamiento de contactos en centros de vigilancia; los estudios de microbiología para el diagnóstico con PCR; la atención hospitalaria a los casos confirmados; el enfrentamiento a las indisciplinas sociales; la política comunicacional; el funcionamiento de las entidades del turismo; y los aseguramientos logísticos multilaterales.
Carros cisternas en plena calle con agua clorada a presión para eliminar al SARS-CoV-2 de superficies exteriores, cierre de escuelas donde estudian o trabajan positivos o sospechosos, incremento de las pesquisas activas y de las pruebas de PCR…
Sin abandonar otros empeños, en lo fundamental en el orden del desarrollo económico y social, Santiago de Cuba permanece alerta y en acción contra la COVID-19, y su gente está dispuesta, otra vez, a cerrar este capítulo adverso y vencer en esta lucha por la vida.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
Por el esfuerzo diario de cada uno de los involucrados en este proceso tan arduo y largo de mantener la ciudad limpia de la COVID-19, es que debe aplicarse con rigurosidad la Ley a ese viajero que vino del exterior y no cumplió con las medidas que tanto exigimos los cubanos.