Una caravana de militares rusos con todo su armamento abandona a principios de noviembre las fronteras de su país y llega a dos naciones que durante semanas se enfrentaban en duros combates con un saldo de miles de muertos, heridos y destrucción.
Pero no vienen a colonizar ni a imponerse por la fuerza violando la soberanía de ninguno de los dos países, sino a garantizar la paz que horas antes había sido firmada por el presidente ruso Vladimir Putin, el azerí IIham Aliyev y el primer ministro armenio Nikol Pashinia.
De esta manera queda ridiculizada, una vez más, la campaña antirrusa organizada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) mientras que la Federación Rusa, por su parte, demuestra que su presencia en otros países siempre ha sido mediante el acuerdo y a solicitud de sus autoridades locales.
En reciente comentario el corresponsal de Prensa Latina en Moscú afirmó: “El acuerdo para finalizar el conflicto situó a esa región en el centro de un tablero geoestratégico, donde aún parecen quedan muchos pasos por jugar”.
Viejo y complejo dilema
Las diferencias que enfrentan a Azerbaiyán y a Armenia no son nuevas y se incrementaron a partir de los años 80. Los más recientes enfrentamientos armados, evidentemente alentados desde el exterior, fueron como una chispa que podría convertirse en un gran incendio.
El jefe del Servicios de Inteligencia Exterior ruso, Serguei Narishkin, denunció que Estados Unidos y Europa buscan activar inconformidad en los armenios, destaca Prensa Latina.
Es más de lo mismo en el que Rusia sigue siendo vista como “el enemigo” y de hecho ya está rodeada por “los buenos” de la Otan, con armas más modernas y potentes, no a miles de kilómetros, sino a solo metros de su frontera.
Ahora comenzó el pataleo de Occidente ante una jugada rusa que garantizará la paz, sin disparar un solo tiro en la problemática región.
Poner fin al derramamiento de sangre
Putin, quien asumió el papel de mediador entre ambas partes, es una de las personas que mejor podría aquilatar los perjuicios que el conflicto podría haber ocasionado a la región.
«¿Qué puedo decirles?, son las consecuencias geopolíticas del colapso de la Unión Soviética. Hablamos de esto todo el tiempo. En esta ocasión no se trata de algo en general, sino de acontecimientos muy concretos que estamos viendo», dijo.
«Se necesita tiempo para que la gente sienta que la vida pacífica ha vuelto a sus corazones, a sus almas (…) Y para ello, claro, hay que pensar en la seguridad real de las personas que regresan a ambas partes (…) y los soldados de paz rusos se encargarán de esa misión».
“Los miles de muertos y heridos en Nagorno Karabaj no son película, sino una tragedia de personas reales, por eso el cese del derramamiento de sangre es el principal resultado», destacó en entrevista al canal Rossiya 24.
El mandatario ruso aseguró que el problema del estatus final de Nagorno Karabaj sigue existiendo y tendrá que ser resuelto en el futuro. Agregó que esta cuestión será posible resolverla si Armenia y Azerbaiyán establecen relaciones normales
Queda por ver los siguientes capítulos de esta historia, protagonizadas por quienes no se preocupaban por los muertos que dejaba el enfrentamiento, sino que alentaban a las partes para finalmente ver qué ganancias podían obtener.
Falta poco para que termine un año caracterizado por una pandemia que todos sufrimos, la inestabilidad económica y social que deja como lastre, y el camino hacia un caos total en que se ha empeñado Donald Trump, el señor de las sanciones, que se niega a reconocer su derrota electoral.
Al parecer, desde uno de los ventanales de la Casa Blanca sufre cada día al ver la instalación donde debe ser reconocido Biden como nuevo presidente, el mismo lugar donde cuatro años atrás él era coronado como César, perdón, presidente.
Siempre es una buena noticia cuando se firma la paz. Para esta sobre Nagorno Karabaj, los rusos han apostado con mediaciones dirigidas a que las partes en conflicto resolvería bilateralmente sus diferencias. De igual forma los rusos lo intentaron cuando participaban en negociaciones de mediación multilateral. Esta última mucho más trabajosa y compleja debido a que algunos de los actores que se involucraron contaminaban y ocultaban otros intereses geoestratégicos en la negociación.
Rusia, en años dificiles de la desintegración soviética accedió de conjunto con las quince repúblicas a que los territorios de cada una retornaran a sus legítimos dueños; en la nueva situación intentaron quedar en buena vecindad a través de mares, ríos, fronteras teerrestres, culturas, historia, mezcla de pueblos, y nacionalidades; realidades que cualquier enfoque guerrerista del tema pasa por alto.
El espiritu humanista de la «Ex-Unión Soviética» perdura más allá, muy a pesar y por encima de los mismos errores de la dirección política de entonces. Sin embargo el mismo legado sigue constituyendo una fuerza que se resiste a ceder espacio a la geopolitica guerrerista y exterminadora. El sentimiento de identificacion y unión humana entre pueblos, perduran frente a la codicia y la revancha donde los verdaderos perdedores resultan ser una y otra vez los pueblos.
Gracias.
Siempre es una buena noticia cuando se firma la paz. Para esta sobre Nagorno Karabaj, los rusos, desde sus origenes, han apostado con mediaciones dirigidas a que las partes en conflicto resolvieran bilateralmente sus diferencias. Y de igual forma los rusos lo intentaron participando en negociaciones de mediación multilateral. Esta última mucho más trabajosa debido a que los actores que se involucraron contaminaban y ocultaban otros intereses geoestratégicos en la negociación.
Rusia, en años dificiles de la desintegración soviética cedió territorios a sus legítimos dueños, una vez en la nueva situación intentaron quedar en buena vecindad a través de mares, ríos, tierra, culturas, historia, mezcla de pueblos, y nacionalidades; realidades que cualquier enfoque guerrerista del tema hoy pasa por alto.
El espiritu humanista de la «Ex-Unión Soviética» perdura más allá, muy a pesar y, por encima de los mismos errores de su entonces dirección política, el mismo legado de cualidades humanistas sigue constituyendo una fuerza que se resiste a ceder espacio a la geopolitica guerrerista y exterminadora, a la codicia y a la revancha siempre obviando que los verdaderos perdedores resultan ser una y otra vez los pueblos.
Gracias.