En el último suspiro el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia legó a los espirituanos una máxima, que 124 años después perdura como aliciente en las batallas de la cotidianidad.
“Me han matado. No es nada. Sigan la marcha”, ordenó el mambí aquel 18 de noviembre de 1896, tras recibir el disparo fatal en su último combate.
En el Paso de las Damas, municipio de Taguasco, lugar señalado por la historia como el sitio donde cayó Serafín, se realizó el tradicional homenaje del pueblo espirituano, al que asistieron Deivy Pérez Martín, presidenta del Consejo de Defensa Provincial; Teresita Romeros, vicepresidenta de ese órgano.
Durante el tributo, se entregaron reconocimientos a profesionales de la salud integrantes del Contingente Henry Reeve, quienes participaron en el enfrentamiento a la COVID-19 en otras naciones; y un grupo de jóvenes recibió el carné que los acredita como militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas.
También en el parque Serafín Sánchez, de la ciudad del Yayabo, trabajadores del sector de la cultura depositaron una ofrenda floral en el busto del patriota ubicado en esa plaza pública.
Fieles al legado del héroe de seguir adelante pese a las adversidades, los espirituanos rinden homenaje eterno al Mayor General ―quien sostuvo estrechos lazos de amistad con Máximo Gómez y José Martí— por su aval destacado en las tres guerras por la independencia de Cuba en el siglo XIX, así como sus aportes a la unidad revolucionaria.
