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El poligráfico espirituano da la cara

Mantener la vitalidad de las producciones nacio­nales, más que un mero discurso, se ha convertido en una urgencia en aras de garantizar insumos im­prescindibles para los cubanos. Eso bien lo saben los trabajadores de la unidad empresarial de base (UEB) Gráfica Sancti Spíritus, quienes han echado mano a cuanto recurso esté a su alcance para sor­tear las limitaciones de materias primas, defender el empleo y cuidarse entre todos, en tiempos en que la COVID-19 arrecia en predios espirituanos.

Los trabajadores del poligráfico espirituano laboran en la fabricación de libretas escolares con destino a las provincias de Cienfuegos y Sancti Spíritus. Foto: Yuleiky Obregón Macías

“Tras siete meses de convivencia con el nuevo coronavirus, en esta UEB se han adop­tado medidas que si bien han modificado de algún modo las rutinas laborales en cuanto a los hábitos higiénicos y de interacción entre los miembros del colectivo, han sido efectivas para garantizar la salud de quienes trabaja­mos aquí”, sostiene Niurka Concepción Díaz, directora de la entidad.

Los frenos que impuso la pandemia a la eco­nomía mundial y nacional se han sentido con fuerza en el poligráfico espirituano. Son varias las acciones desplegadas allí para garantizar sus principales objetivos: el modelaje que emplea el Ministerio de Salud Pública en la central provin­cia y en otros territorios del país —impresos que incluyen los diseñados para el enfrentamiento a la COVID-19— y parte de las libretas escolares donde niños y adolescentes escribirán sus clases durante el período lectivo 2020-2021.

Los gráficos espirituanos no cruzan los brazos

Arsenio Valdés Quezada, por 37 años impresor en esa fábrica, explica que no es primera vez que enfrentan carencias de recursos. Rememora los años más duros del período especial cuando se convirtieron momentáneamente en alfareros, or­febres o artesanos. “Pero trabajando duro siem­pre hemos salido adelante”, sentenció.

Para la actual directora también fue válida esa experiencia, por lo que ante el actual contexto de constricción económica no dudó en implementar ac­ciones en aras de mantener la productividad fabril.

“Fuimos a las reservas y todo el colectivo se dispuso a aprovechar la recortería. Se confec­cionaron agendas, blocs, talonarios y otros útiles factibles para el trabajo de oficina. Los planes mensuales se redujeron a la mitad y se extrema­ron las medidas de ahorro. Cada mes revisamos bien los recursos con los que contamos y a partir de ahí trazamos la planificación, estrategia que ha permitido cumplir todos los planes y no caer en pérdidas”, explicó Concepción Díaz.

Ante las dificultades para importar recursos como la cartulina, la poligrafía apostó por la fabri­cada en el país, lo que constata que son logrables re­tos pendientes de la industria cubana como encade­nar producciones y reducir componentes importados.

“La adquirimos en la papelera de Jatibonico, en nuestra provincia. En un primer momento fue fac­tible para confecciones que nos permitieron generar valor agregado, por ejemplo cajitas, producto de gran demanda para el expendio de comida para llevar y garantizar servicios básicos a la población en tiem­pos de aislamiento físico. Luego la incorporamos como carátula de las libretas”, acotó la directiva.

Un producto muy cubano

Las libretas del curso escolar 2020-2021, que garan­tiza de manera gratuita el Ministerio de Educación, no tendrán una portada y una contraportada im­presas con los atributos nacionales como en años an­teriores, pero serán un producto muy cubano. Aun­que el papel para imprimir las líneas o cuadrículas proviene de otros continentes, esta vez la carátula se confecciona con cartulina fabricada en Cuba.

“El golpe de vista es diferente, es una cartu­lina carmelita y sobre ella no se pueden imprimir los diseños acostumbrados, por no ser compatibles con las máquinas de impresión con que contamos. En compensación se le incrementó un pliego, de ahí que el cuaderno tendrá más hojas de papel blanco.

“El actual plan de libreta es pequeño con re­lación a años anteriores. El encargo es de unas 600 mil. Ese compromiso está a la mitad, pero debemos saldarlo en este mes tras enmendar al­gunas roturas de la tecnología”, aseguró la di­rectora de Gráfica Sancti Spíritus.

Contradictoriamente a lo que pudiera pensarse, la cartulina de producción nacional encarece el pre­cio de la libreta, comentó Iriam Verdecia Montano, especialista superior en Poligrafía de la UEB. Esa es una de las problemáticas que buscan solución con las nuevas políticas monetarias que se implementan. “Es cierto que utilizar esta cartulina incrementó el costo de producción y venta del material escolar, pero es un recurso que está a la vuelta de la esquina, tiene un proveedor seguro dentro de nuestras fronteras y se ad­quiere en moneda nacional”, manifestó el especialista.

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