Miguel Ángel Díaz Catalá, lleva cinco días en un centro de aislamiento para sospechosos de tener la Covid-19, aguarda por el resultado de su PCR; por propia voluntad asistió al policlínico de su querido Viñales, ante la presencia de síntomas respiratorios.
Él es uno de los cientos de pinareños que están bajo vigilancia epidemiológica, solo en la última jornada más de 800 ingresaron en la atención primaria; los contactos de positivos y quienes muestran indicios de portar la enfermedad están en instituciones habilitadas para su seguimiento, otros permanecen en sus hogares.
La sede universitaria «Rafael María de Mendive», antiguo Instituto Superior Pedagógico, hoy parte de la casa de altos estudios Hermanos Saíz Montes de Oca, funciona como centro de aislamiento.
Por estos días acoge a pocos representantes de su matrícula y claustro, los que están, lo hacen para garantizar la limpieza y otras prestaciones indispensables para los huéspedes que acogen de manera transitoria ante el actual rebrote de la pandemia en el territorio.
Díaz Catalá, asegura que esa institución es un ejemplo de la integración intersectorial en la lucha contra este flagelo. Confirma por voz propia y la de otros compañeros que reciben atención esmerada y marcadamente humana por parte del personal de la salud, así como de los profesores y alumnos; señala, además, que las condiciones higiénicas y la alimentación son muy buenas.
Reconoce que aun cuando existen aspectos que podrían mejorarse, lo que prima entre los que permanecen allí, cumpliendo una de las medidas vitales para disminuir la propagación de la Covid-19 en Pinar del Río, es agradecimiento.