El año 2020, a punto de concluir, se ha desenvuelto en un complejo escenario internacional y nacional. No obstante, Cuba ha encontrado fórmulas para enfrentar dos grandes obstáculos: la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo, que no ha logrado su propósito de paralizar la economía, la cual, a pesar de las afectaciones con un impacto directo en una restrictiva oferta, ha mantenido su vitalidad.
Si bien el movimiento sindical ha tenido una actuación propositiva ante los cambios que reclama la sociedad, requiere de un pensamiento y una actuación diferentes para cumplir con eficacia su papel movilizador ante una realidad compleja y desafiante.
No bastan el reconocimiento de la participación de los trabajadores en la administración y gestión de la economía, contenido en el artículo 20 de la Constitución, ni el papel de garante del ejercicio de ese derecho plasmado en los Estatutos de la CTC.
Una mirada al informe rendido en la última sesión del Parlamento sobre la ejecución del presupuesto del año 2019 revela que muchos de los problemas detectados, que no son nuevos, reclaman una actitud más proactiva y enérgica del sindicato.
¿Cómo si las empresas estatales son las mayores aportadoras a los ingresos presupuestarios puede quedar sin respuesta el hecho de que 88 de ellas registraran pérdidas con una afectación al presupuesto de 400 millones de pesos? ¿Acaso no es un asunto de primera prioridad a analizar por la organización sindical en esas entidades para que se adopten medidas encaminadas a revertir la situación que tiene un efecto directo en los ingresos de los trabajadores?
Más de una vez Lázaro Peña afirmó que el sindicato se realiza en la asamblea de afiliados, el escenario ideal para generar un razonamiento “a camisa quitada” de las deficiencias, y exigir soluciones a cuestiones como estas y otros males mencionados en el referido informe, como la indisciplina financiera, elevados montos de cuentas por cobrar y pagar, así como deudas vencidas, el descontrol en el manejo de los recursos, el “desvío” que no es otra cosa que robo y el fenómeno a este asociado: la corrupción.
En tiempos de escaseces se requiere un sindicato que promueva una estrecha vigilancia de los trabajadores en aquellos lugares donde el Estado produce o almacena recursos, con el fin de evitar que caigan en manos de quienes especulan con las necesidades del pueblo.
No tiene que venir nadie de afuera para decirle al colectivo que están sucediendo allí estos fenómenos, si funcionan los mecanismos establecidos para detectarlos y prevenirlos.
Los resortes del sindicato para influir en ese sentido son su presencia activa —y no como un convidado de piedra— en los consejos de dirección; asambleas bien preparadas y combativas donde se valoren mes tras mes el comportamiento del plan y el presupuesto; un convenio colectivo concebido como la carta magna de la entidad, y la aplicación del reglamento disciplinario interno. Y como condición necesaria se impone la capacitación como pieza clave para saber hacer.
En el análisis del cierre del ejercicio fiscal se ratificó que la tarea de mayor prioridad en estos momentos es implementar con resultados la estrategia económica y social, en la que el aporte concreto del movimiento sindical y los trabajadores resulta imprescindible.
Como expresó el Presidente Miguel Díaz Canel-Bermúdez, la alternativa ante los enormes desafíos que enfrentamos en el año que termina ha sido “rendirnos o saltar por encima de nuestras fuerzas. Y saltamos”. En este 2021 lo seguiremos haciendo.
En función de ello el Gobierno ha aprobado políticas dirigidas a eliminar las trabas que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas y dotar de mayor flexibilidad a los actores del escenario laboral del país. En esta dirección se han aprobado 15 medidas que sumadas a las 28 ya aprobadas conforman un paquete de acciones que favorecen una mejor y cada vez más eficiente gestión empresarial, al mismo tiempo que ponen en práctica medidas para el perfeccionamiento de las formas de gestión no estatal y se avanza en el marco jurídico-legal de las micro, pequeñas y medianas empresas estatales, privadas y mixtas.
Como sentenció el secretario general de la CTC, Ulises Guilarte De Nacimiento, en su conjunto dan respuesta a un número importante de los acuerdos derivados del XXI Congreso de la CTC y las conferencias nacionales de los sindicatos. Lograrlo en el más breve plazo demandará de las organizaciones sindicales un pensamiento y una manera de actuar diferente.