Icono del sitio Trabajadores

Jesús Lázaro Chaviano Díaz: defensor de la décima criolla

La parranda más antigua de Cuba se realiza cada domingo en el céntrico parque Villuendas, de la ciudad de Cienfuegos. Bajo una pérgola músicos, cantantes y poetas deleitan a un público asiduo y fiel.

Entre quienes hacen gala del verso improvisado está un joven que estudió Ingeniería Industrial, pero le corre la décima por sus venas. Sus composiciones se caracterizan por la belleza y el dominio exacto de las metáforas y los símiles. Su nombre es Jesús Lázaro Chaviano Díaz y tiene solo poco más de 20 años.

 

Jesús Lázaro Chaviano Díaz, joven poeta cienfueguero. Foto: Barreras Ferrán

Con los acordes musicales de fondo, conversamos casi al mediodía de un domingo de parranda.

 

¿Cómo la décima llegó a ti?

Desde muy niño. Fue precisamente gracias a una maestra que tuve en la primaria. Un día fueron haciendo las captaciones para niños que quisieran cantar y ella en ese momento detuvo la clase y me dijo “dale, que tú sí puedes”.

Hice los exámenes, los aprobé y aquí estoy defendiendo este género tan cubano, tan criollo, tan nuestro.

 

¿Por qué te apegas tanto al verso improvisado?

Muchos poetas decimos que la décima es como un bichito, algo que nace desde muy dentro. Sinceramente es difícil de explicar. Basta con sentir una guitarra, un tres o un laúd, o ver algo que te guste y enseguida los versos comienzan a fluir, las rimas empiezan a llegar; simplemente brota.

 

¿Cómo te preparas para lograr esas magníficas composiciones?

Es complicado, porque muchas veces hasta que no estás sobre el escenario desconoces qué vas a cantar o por dónde se irá la pareja que te acompañe. Se trata de encontrar la manera de interactuar con el público, pero la mirada permanece vacía. Es algo así como que te miro, pero no te miro, porque si lo haces entonces te desconcentras. Hay que pensar en los finales teniendo en cuenta el inicio, dominar la idea que quieres moldear para convertirla en décima, en versos octosílabos.

No se trata, por ejemplo, de tener una controversia y ofender al contrario, sino decir lo que quieres de una manera bonita, poética, sin llegar a herir o a maltratar con lo que dices a la persona que está a tu lado.

 

¿La décima permanecerá siempre en ti?

Sí. Creo que nací con ese don y como dice el excelente poeta cienfueguero, Arnaldo Figueredo, voy a estar cantando incluso hasta en la tumba.

 

¿Cuál es tu máxima aspiración en el campo de la décima y el verso improvisado?

Siempre ha sido que a la gente le guste lo que les digo y que sobre todo lo entiendan, pues a veces los poetas quieren hacer una décima tan poética, tan metafórica que no tienen en cuenta a los que la escuchan, porque principalmente son los campesinos, la gente del campo, por lo que debe ponerse un toque de criollismo. Hay que tener en cuenta siempre a quiénes les estás cantando.

Compartir...
Salir de la versión móvil