Sin querer obviar los tropiezos del tristemente célebre sábado 14 de marzo, -cuando la dirección del programa Pensando en 3D decidiera censurar la escena del beso homosexual de la cinta norteamericana Yo soy Simón, con la consecuente indignación por parte de la comunidad LGTBI y disculpas del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT)-, no es justo demeritar la labor educativa que antes y después del incidente ha caracterizado a ese espacio televisivo.
De hecho, bajo su tutela han sido emitidos no pocos materiales de gran compromiso social que exhortan al debate sobre diversas problemáticas, entre ellas la discriminación por orientación sexual.
Es que, como comentara el colega Francisco Rodríguez Cruz en su blog Paquito el de Cuba, lo importante es tratar de evitar los entuertos, y reparar el daño si llegaran a ocurrir; sin renunciar nunca a hacer más y mejor en este empeño de educar, aún más si es sobre inclusión, y de insertar materiales que reflejen la diversidad sexual en nuestros canales y medios públicos.
Y si a algo no ha renunciado este espacio es, precisamente, a tratar de hacer más y mejor. Con un tema puntual que se erige como hilo conductor de cada emisión y que se transforma en excusa para conducir con acierto al espectador por las rutas del análisis y la autocrítica, esta revista cinematográfica se estrenó en abril de 2016 y hoy permanece en las pantallas de los hogares cubanos cada sábado desde el canal Cubavisión.
Dirigido por Ernesto Bosch Ramírez, el programa es sucesor del también espacio de proyección cinematográfica Somos multitud y se transmite en el horario -3:00 p.m.- que antes ocupara ese último.
Sin embargo, se distingue de aquel por su consistente intención de motivar al diálogo y por su guion que denota mayor intencionalidad y visión crítica respecto a las complejas dinámicas sociales que enfrenta hoy el ser humano, a la vez que sus propuestas apuestan por posicionarse en el interés de su público meta con productos interesantes, acordes a su target y de marcada actualidad.
Acorde con Bosch, su nombre remite tanto a ese formato de largometrajes tan en boga en la actualidad como a la intención de proponer una nueva forma de percibir la realidad, sumándose a lo que la familia o los centros educativos proponen. Igualmente, aboga por tres propuestas principales: diviértete, disfruta y debate.
Asimismo, integra varias secciones destinadas al público juvenil, entre ellas la proyección de cortos de vasto reconocimiento en festivales internacionales, así como video clips, documentales y más recientemente la serie de TunasVisión Vértigo, que acerca a los espectadores al cine a través de su música.
Estos y otros materiales audiovisuales, así como la película que hace las veces de plato fuerte, tributan al tema abordado en cada emisión y destacan por su pertinencia y calidad, siempre con el dedo puesto sobre el pulso de la actualidad nacional e internacional.
Tanto es así, que los realizadores no dudaron en incluir un merecido homenaje al recientemente fallecido historietista, dibujante y Premio Nacional de Cine y de Humor Juan Padrón.
Presentado por los actores Raysel Cruz y Yaremis Pérez, el espacio se ha curtido en el abordaje de amplias temáticas y géneros que van desde la comedia, pasan por el drama y no terminan en las aventuras, aunque sí las incluyen.
Sin desdeñar sus aptitudes histriónicas, los anfitriones asumen este nuevo rol con la gracia, frescura y naturalidad propias de su edad y de las características del show. La improvisación y la confianza con que interactúan entre ellos genera en el televidente una sensación de comodidad, de gusto, y logra transmitir con creces la vibra de un programa de tal talante.
Con su estilo fresco y dinámico, tipo revista, ha logrado posicionarse dentro de la preferencia de la audiencia como un espacio cinematográfico que, a decir de la colega Anette Jiménez Marata, “dialoga con la juventud a través de los temas sociales, culturales y de trascendencia humana recreados en obras cinematográficas internacionales”.
Parece, entonces, que el director dio en el clavo, pues dicha opinión se encuentra en total consonancia con la intención declarada por Bosch antes de que se iniciara la transmisión del programa: “rescatar la memoria de algunos emblemáticos directores del cine cubano” y lograr un producto que atraiga a la juventud construyendo a su vez “una cultura cinematográfica” y llevando “el cine de manera diferente”.
Esta propuesta juvenil de la TV Cubana confirma la viable imbricación entre la televisión destinada a ese sector etario y la posibilidad de hurgar en las heridas sociales, de sintonizarse con las problemáticas del siglo XXI, y concuerda con la aspiración de su creador de dar vida a “un espacio para que los sábados sean para disfrutar desde casa”.