Los documentos rectores de la sociedad y la economía en Cuba aprobados por los VI y VII Congresos del Partido y por la Constitución, reconocen la importancia de rescatar el papel del trabajo y los ingresos que por él se obtienen como vía principal para lograr la satisfacción de las necesidades fundamentales de los trabajadores y su familia.
Aunque tales principios forman parte de las prioridades del Gobierno, la realidad es que hasta la fecha no se ha logrado resolver que las personas se sientan motivadas a insertarse en el mercado laboral estatal debido a que las retribuciones, en la mayoría de los casos, no permiten satisfacer las necesidades materiales básicas.
Varios han sido los intentos por estrechar el abismo entre el salario y su capacidad real de compra, ya sea mediante incrementos parciales de los ingresos en sectores como Salud Pública y Educación, el establecimiento de estimulaciones monetarias y de diferentes métodos de pago en el sector empresarial, medidas que, si bien remediaron parcialmente el problema, no significaron la solución definitiva.
En el 2019 el sector presupuestado en Cuba recibió un incremento salarial que benefició a más de un millón 400 mil trabajadores, contexto en el que Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República, explicó que aunque se trataba de un aumento sustancial en los ingresos, no constituía una reforma salarial, pues a esa se iría tras la unificación monetaria y cambiaria.
Sobre la relación/efecto entre la dualidad monetaria y cambiaria y los sueldos, ya se había referido en el 2017 Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, en la X sesión de la Octava Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuando explicó que este proceso no consistía solo en quitar una moneda y poner un tipo de cambio.
“Tiene que ver con la formación de los precios, tiene que ver con el ingreso de las personas, tiene que ver con la capacidad de compra que tiene el salario”, dijo.
El ordenamiento monetario que se llevará a cabo en Cuba será un proceso integral que vendrá a transparentar los procesos económicos, y entre los muchos beneficios que traerá aparejado se encuentra el dejar entrever el valor real de los bienes y servicios y cuánto se debería pagar a cada persona por su trabajo.
La reforma salarial es precisamente parte de dicha integralidad, unido a la devaluación de la moneda, a la eliminación de subsidios y gratuidades indebidas y a ajustes de precios.
Hacerla constituye una necesidad, señaló María Molina Gutiérrez, viceministra de Trabajo y Seguridad Social.
Entre los principios de esta reforma destaca que el salario tiene que ser la fuente principal para financiar el consumo de los trabajadores y su familia, eliminar hasta donde sea posible las distorsiones salariales para estimular la incorporación al empleo estatal, la promoción a cargos de dirección a partir de añadir al salario escala los pagos adicionales y otros hoy existentes en CUP y CUC, y la jerarquización de los trabajos por su complejidad.
Para establecer un salario mínimo que diera respuesta a ello se tuvo en cuenta el costo de una canasta de bienes y servicios de referencia (no privativa de Cuba), así como la responsabilidad del trabajador con su familia. Según Francisco Silva Herrera, director general de Ventas Minoristas del Ministerio de Comercio Interior, la canasta de referencia incluye el costo de productos alimenticios, no alimenticios y de servicios básicos.
Los alimenticios, explicó, aseguran la dieta diaria en correspondencia con el aporte nutricional mínimo evaluado por el Ministerio de Salud Pública, y permitirá suplir los costos de la canasta familiar normada, otra nomenclatura de productos alimenticios de la venta liberada, y el consumo fuera del hogar, hasta llegar a la cantidad de calorías requeridas (2 mil 100).
En el caso de los otros productos, señaló que la canasta toma en cuenta los costos de artículos para el aseo e higiene, vestuario, calzado, mantenimiento ligero de la vivienda y servicios básicos como electricidad, agua, teléfono y transportación urbana.
Los valores resultantes a partir de los cálculos de los precios de estos servicios y productos constituyen el referente para fijar el salario mínimo, especificó, a la vez que añadió que con esta canasta de bienes y servicios de referencia el trabajador podrá satisfacer sus necesidades de consumo básicas y de su familia hasta donde es posible en esta primera etapa.
Lázaro Toirac Ayala, asesor del ministro de Economía y Planificación, explicó que si bien se ha avanzado en eliminar gratuidades y subsidios indebidos, algunos se mantendrán, por ejemplo, en el precio de la leche para los niños y de los medicamentos controlados para enfermedades crónicas.
Acotó que uno de los aspectos fundamentales que se introduce en los salarios es empezar a incursionar en la rectificación de la llamada pirámide invertida, un tema altamente debatido en las agendas públicas, mediáticas e institucionales desde hace varios años.
Aclaró que el ordenamiento en sí no va a generar más riquezas, sino que es condición esencial –aunque no suficiente— para transitar a una economía más eficiente.
El incremento de la retribución por el trabajo responderá a una vieja demanda de la clase asalariada, al tiempo que deberá contribuir a un incremento de la productividad, lo cual debe propiciar el aumento y diversificación de la oferta de bienes y servicios.
Permitirá, indudablemente, avanzar en la máxima: “De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.
(Tomado de ACN)