El candidato presidencial demócrata Joe Biden continúa con ventaja de unos ocho puntos porcentuales a nivel nacional sobre el mandatario estadounidense, Donald Trump, de cara a las elecciones del ya próximo 3 de noviembre.
Sin embargo, dadas las características de este sistema electoral, para entender la posición de ambos contendientes para los importantes comicios es preciso mirar además el desempeño que muestran en los llamados estados pendulares o bisagra, un grupo de territorios que pueden ser decisivos para determinar quién ganará la Casa Blanca.
Cuando los estadounidenses emiten sus boletas a favor de un aspirante, en realidad lo están haciendo por representantes del partido de ese candidato conocidos como electores (en total hay 538 distribuidos por todo el país, quienes luego eligen al presidente en nombre de los habitantes de su respectivo territorio.
Dado que el ganador en cada estado suele llevarse todos los votos electorales en ese lugar sin importar si tuvo victoria estrecha o amplia, pueden darse escenarios como el ocurrido en Florida en 2016, cuando Trump venció a su entonces rival demócrata, Hillary Clinton, por menos de un dos por ciento del apoyo popular, pero pudo adjudicarse los 29 votos electores.
Como señaló un artículo del diario británico The Guardian, márgenes tan pequeños en un puñado de regiones significaron que, independientemente del liderazgo nacional de Clinton, Trump logró el triunfo en varios territorios clave y consiguió más boletas del Colegio Electoral.
Por eso, el periódico sostuvo que pese a la superioridad mostrada por Biden, el exvicepresidente enfrenta una batalla cuesta arriba, más aún si se tiene en cuenta que dos de las últimas cinco elecciones presidenciales fueron ganadas por personas que no obtuvieron el mayor respaldo popular: el republicano George W. Bush en 2000, y el propio Trump hace cuatro años.
La buena noticia para el demócrata es que, a solo 13 días de los comicios, el promedio de encuestas del portal RealClearPolitics lo mostraba con una ventaja de 7,9 puntos porcentuales a nivel nacional, mientras que en igual momento de 2016 la de Clinton era de 5,6 por ciento.
Pero, por otro lado, el candidato de la fuerza azul lidera por cuatro por ciento en seis estados clave combinados (Florida, Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte y Ari- zona); ligeramente por debajo del desempeño de Clinton en los sondeos en la misma etapa, cuando tenía una superioridad de 4,1 por ciento.
Medios de prensa y analistas advierten que eso no significa necesariamente que la historia se repetirá, y que, después de mantenerse por detrás en las encuestas, el actual gobernante volverá a imponerse, pues las condiciones son muy diferentes de un periodo a otro.
Junto a una pandemia que ya dejó más de 225 000 muertes en el país y una recesión económica vinculada a esa crisis de salud, Trump enfrenta ahora a un rival que genera una opinión más favorable entre los votantes que Clinton, además de que hasta el momento no ha habido ninguna revelación explosiva que pueda hacer tambalearse en niveles significativos la ventaja mostrada por Biden.
El último debate presidencial, celebrado el jueves parece poco destinado a modificar significativamente el curso de la contienda electoral a escasos días de la cita en las urnas.
Con todos esos factores en juego, cualquier desenlace es posible en una nación marcada por las fuertes divisiones partidistas y donde el protagonismo lo tendrán, nuevamente, un grupo pequeño de estados.
(Martha Andrés Román /Orbe/PL)