La anterior Guagua dominical titulada proteger al consumidor en la nueva normalidad abordó comentarios digitales entre los pasajeros con diferentes puntos de vista en relación con cómo proteger al consumidor en la nueva normalidad.
El tema de la última guagua fueron quejas porque los empleados que venden o prestan un servicio se ocupan más de sus comodidades que de exigir o crear las necesarias para los clientes.
Al respecto, Omar Medina dice:
Crear comodidades para su trabajo es un buen síntoma de autoestima; en el caso del servicio debe tener en cuento que servir con calidad incluye que su dignidad propia se eleve al punto de la complacencia y gratificación de la persona que es servida, el cliente, también depende de que las condiciones creadas beneficien al objeto de su trabajo, la comodidad del servicio. Significa alcanzar la pulcritud de ese puesto de trabajo, el conocimiento sobre el producto que ofrece, conocer la justa medida de su etiqueta sin faltas al ofertar, ni exceso empalagoso en ello.
Debe haber comodidad para el cliente en el espacio disponible del local, sea para consumir, o simplemente ver si la oferta responde a su deseo. Sentirse en un local bien cuidado, ventilado, lleno de culta amabilidad, atención limpieza y orden. De ser esas las comodidades que exige el trabajador que presta servicios públicos, bienvenidas sean sus demandas laborales. Nada que ver con demandas de un Narciso, cuyo amor dirige a sí mismo como sujeto y se toma también a sí como objeto.
El trastorno narcisista en sus habilidades al servir convertido en una necesidad excesiva de admiración y afirmación viene de un contexto anterior a la actual pandemia que Cuba enfrenta con un plan concebido para la Nueva Normalidad luego de erradicar las dos patologías.
COMERCIAL dice:
Debido a que en nuestro país no se hace comercio ni mayorista ni minorista, solo se vende; el comercio es una ciencia y como ciencia hay que verlo e implementarlo, además es un arte, pues se enmarca en una relación empática y simbiótica comunicacional entre proveedor y cliente y ambos tienen que conocerse y estudiarse y eso no se hace, esa es la causa fundamental.
Lo demuestra la desorganización existente en la planificación y ordenamiento territorial de los puntos de venta, tiendas y almacenes que no responden a la demografía existente en cada territorio ni a la demanda de los mismos, ese es el primer elemento en la protección al consumidor que hay que resolver: acercarle los productos al mismo demostrando que lo conoce y lo respeta.
Hay territorios con mas de 50 000 habitantes y solo con 3 tiendas, sin almacén de reaprovisionamiento o el mismo ubicado a más de 90 km, con distancias entre estas tiendas y puntos de venta de mas de 100 mts, que provoca esto aglomeración , colas, desplazamientos masivos, desabastecimiento y por ende irritación y mala calidad en el servicio además de gastos en portadores energéticos.
Otra causa lo es el alto componente importado en el suministro que posee el comercio minorista y mayorista que hace imposible reponer el bien reclamado por el cliente debido a la no existencia de stock para reponer, en caso de averías o vicios ocultos en los mismos durante su periodo de garantía o post venta , que a veces el cliente quiere el bien repuesto y solo se le puede entregar el efectivo, que también es un problema pues tiene que esperar largo tiempo para tener su efectivo de vuelta, en esto influye el bajo nivel de ventas y la poca disponibilidad de efectivo.
Además existen talleres de post venta y garantía pero la mayoría no poseen piezas de repuesto para la reparación de los equipos. Una solución seria definir en cada tienda o punto de venta un stock de mercancía para el recambio de la averiada devuelta por el cliente, o establecer un almacén de recambio en cada provincia que se dedique a estudiar el porciento de devoluciones y reclamaciones de mercancías y se establezca un stock de recambio, otro elemento que la producción nacional incremente su nivel de participación tanto en el comercio mayorista como minorista para poder dar respuesta en caso de reclamaciones.
En fin la actividad comercial en Cuba como proceso integral productivo necesita una reingeniería para que cumpla con su misión que es satisfacer las necesidades siempre crecientes tanto de la población como del sistema integral productivo estatal, privado y no estatal como elemento dinamizador de la economía.
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En resumen: Es correcto que los empleados que venden o prestan algún servicio requieren condiciones, y está bien que se las exijan a las administraciones, sobre todo, porque contribuyen a que puedan dar una mejor atención a los clientes.
Y también es cierto que los locales a los cuales acude la clientela necesitan remodelarse de acuerdo con las mejores prácticas del comercio, y ahora este requerimiento debe estar a tono con la nueva normalidad que exige el distanciamiento entre las personas.
No estaría de más, que igualmente tales edificaciones tengan en cuenta el ahorro energético y se construyan o remodelen para facilitar el mejor uso de la luz natural y también de evitar las altas temperaturas.
Por supuesto que el tema no queda agotado, y los amables lectores pueden continuar comentando. Tienen la palabra en próximas guaguas que tomen el rumbo de la protección al consumidor.
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