Ante la pregunta que hicimos en las redes sociales: ¿Por qué quien presta servicios piensa solo en crear comodidades para su trabajo y no en las condiciones que requiere el cliente?, hubo un Comentario Digital (CD) de Víctor Ángel Fernández González que dice:
Porque el cliente no les interesa. Es más, desprecian al cliente que viene a molestarlos en su dorada morada
En los Materiales Relacionados con esta Guagua, hay varias notas escritas en diferentes momentos, con sus correspondientes comentarios digitales que durante el trayecto retomaremos, pero tomaremos en cuenta el contexto actual de la pandemia que tiene en vilo a todo el planeta, y que Cuba enfrenta con un plan concebido para la Nueva Normalidad.
El trayecto no será largo, pero en este breve recorrido dejaremos dicho que antes de hacer su fatídica aparición el nuevo coronavirus en Cuba, en marzo de este año, había más insatisfacciones que gestos concretos encaminados a evitar los daños psíquicos de una mala atención a los clientes, a quienes en un tiempo se les dio por llamar usuarios.
Si los amables lectores han llegado hasta aquí, les aseguramos que antes de arribar a la parada final ya habremos terminado:
Es un raro caso de afortunado quien haya escuchado alguna vez a un empleado de un centro comercial o de servicios exigir a la administración que los clientes deben tener mejores condiciones para esperar ser atendidos.
Lo común es que se quejen impúdicamente ante un conglomerado de clientes por las malas condiciones de trabajo, y sobre todo, es permanente que critiquen a quienes deben servir, ya sea por el mal comportamiento en la cola, las incomodidades que causan al preguntar precios, horarios de venta o llegada de un medio de transporte, y otros requisitos que cualquier ciudadano debe conocer.
Con la presencia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 el escenario es el mismo, pero los protagonistas tienen que cambiar para aplicar las medidas sanitarios que eviten contraer la Covid-19 u otras epidemias, que llegarán, según vaticinan los entendidos, y serán iguales o peores que esta enfermedad pulmonar.
Se exige el uso correcto del nasobuco y la desinfección de las manos con una solución clorada, para lo cual no hay mayores dificultades, pero harina de otro costal es el distanciamiento físico correcto para no ser alcanzado por partículas de saliva en las que se transportan los coronavirus nuevos o viejos y bacterias patógenas.
Son muy escasos los locales donde los clientes, usuarios o consumidores puedan esperar en condiciones dignas a ser atendidos, y el asunto ahora se complica porque para mantener la separación entre las personas se requiere de más espacio y otra configuración de las edificaciones.
En resumen: Ya esta guagua llega a su destino final, invitamos a los pasajeros a concluir el recorrido, pero con la invitación a que continúen reflexionando sobre el asunto, pues en la vida cotidiana chocaremos constantemente con situaciones como la siguiente:
Donde hace un par de años había ruinas, con grandes esfuerzos se construyó un local cuya presencia nada tiene que envidiarle a ninguna instalación de su tipo, pero las medidas sanitarias imponen limitar la presencia de clientes dentro, mientras la cola se hace en una acera hasta que el sol es insoportable.
Y cuando la fila se cambia para la acera de enfrente, invaden una zona que por razones indiscutibles debe permanecer desierta, pero si llueve, no hay dónde guarecerse.
En estas etapas y fases de control y enfrentamiento a la Covid-19 también hay que actualizar los planes para proteger al consumidor.
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