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Narrativa hegemónica preserva duopolio republicano-demócrata

En las elecciones el dúo Trump-Pence arremete contra la violencia de la izquierda. En respuesta, la candidatura de Biden-Harris critica duramente la violencia… pero tanto de la derecha como la de izquierda. Más aún, el comentario del Partido Demócrata sobre la derecha se limita únicamente a las violentas milicias supremacistas blancas.

 

Medios de prensa dicen que el logotipo está provocando risitas porque la rayita vertical de la «T» cruza el círculo de la «P» y algunas personas la ven como una insinuación sexual.

 

Pero los demócratas no se refieren al estado estadounidense innatamente violento y racista en sus diversos niveles, desde el federal hasta el estatal, pasando por el municipal. La narrativa demócrata sobre la violencia de derecha e izquierda, en particular la descripción del medio camino entre los extremos políticos, ni liberal ni conservador, daña sobre todo a la izquierda.

En primer lugar, constituye una señal para la élite gobernante de Estados Unidos de que el Partido Demócrata también se opone a la lucha de las organizaciones de base, al igual que Trump. En segundo lugar, busca cooptar el movimiento en el sistema electoral bipartidista, creando ilusiones sobre su interés en combatir el racismo. Por lo tanto, no es sorprendente que una encuesta reciente de Gallup muestre que el 57 % de los estadounidenses están a favor de un tercer partido importante.

No obstante, el sistema electoral y los grandes medios de comunicación manipulan las elecciones contra esa propuesta, víctima de ello es el Partido Verde que se opone a todas las políticas internas y externas del duopolio. El Demócrata utiliza los tribunales para mantener al Verde fuera de las urnas, mientras que el duopolio, a través de la Comisión sobre los Debates Presidenciales, establece un umbral del 15 % de apoyo para participar en ellos.

Un partido necesita obtener como mínimo un 15 % de intenciones de voto según sondeos de opinión pública realizados por organizaciones de encuestas nacionales seleccionadas. Esto genera un círculo vicioso para toda tercera opción: A fin de incrementar el apoyo popular a su favor, los candidatos a la elección presidencial necesitan ser admitidos en los debates, pero para serlo necesitan contar con un 15% de apoyo en los sondeos de opinión pública.

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