Las calles vuelven a reanimarse. Se escuchan las máquinas de algunos centros de trabajo. Jóvenes que deambulan en busca de aventuras.
Aparece nuevamente el vendedor ambulante con productos frescos.
Por fin la playa, aunque estemos en octubre.
Estamos volviendo a la nueva normalidad, pero ella nos exige más disciplina en el cumplimiento de las ordenanzas sanitarias. Si no, volveremos al confinamiento que nadie quiere.
Adelante entonces, con el nasobuco y guardando la distancia establecida.