El mismísimo día que la COVID-19 impuso récord para una jornada con 50 nuevos casos confirmados en Ciego de Ávila —número a la cuenta de su capital provincial—, al doctor Armando, médico tunero, se le trastocó el primero de los sueños de cumplir una misión lejos de su hogar.
Aleccionadora experiencia fue la del 1.º de octubre para el galeno de 26 años de edad, Armando Donato Arjona Durañona: “Vine hace unos días a brindar solidaridad en el epicentro de la pandemia, he trabajado duro y ahora estoy en un centro de aislamiento en el avileño poblado de Violeta, por ser contacto de una enfermera de nuestro equipo de guardia que lamento haya sido positiva a la prueba de PCR.
“De cierta manera siento temor, aunque he cumplido las medidas sanitarias dentro y fuera de los salones de cirugía del hospital Antonio Luaces Iraola. Es poco todo lo que hagamos en la protección personal y colectiva, siempre les sugiero a las personas mantener el distanciamiento físico y no despreocuparse ante el menor síntoma”.
Este es uno de los profesionales, entre los provenientes de Camagüey, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Villa Clara, Matanzas, Granma, Holguín, Guantánamo, Santiago de Cuba y Las Tunas, con quienes ha sido posible la implementación de un grupo de medidas, como la de llevar de forma oportuna a los enfermos a condiciones de aislamiento.
Reconoce tan altruista contribución Héctor Benítez Mora, secretario general del Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba: “La ayuda de ellos es vital en el empeño por cortar la transmisión intrahospitalaria que también ha afectado al hospital Roberto Rodríguez, de Morón, en Ciego de Ávila.
“Vale destacar el protagonismo de sindicalistas, cuadros administrativos y trabajadores avileños, la mayoría jóvenes; en los hospitales, centros de aislamiento, zonas en cuarentena, en la elaboración y distribución de alimentos, entre otras labores”.