El enfoque del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la invulnerabilidad de la Casa Blanca a la Covid-19, le pasa hoy factura, cuando más personas cercanas a él se suman a la lista de casos positivos a la enfermedad.
La exasesora de comunicación Kellyanne Conway y el jefe de campaña de Trump, Bill Stepien, son algunos de los cercanos al presidente que ahora están contagiados, todos conocidos en las últimas 48 horas.
La infección comunicada por el mandatario cerca de la una de la madrugada del viernes encendió las alarmas en su entorno.
El caso de Hope Hicks, otra estrecha consejera, se había conocido horas antes.
Desde entonces, dos senadores republicanos; la presidenta del Comité Nacional Republicano, Ronna McDaniel; el presidente de la Universidad de Notre Dame, John Jenkins; Conway y Stepien han informado de su contagio.
Varios asistieron el pasado sábado al acto de nominación como nueva juez del Supremo de Amy Coney Barret en la Casa Blanca.
“Él decepcionó al país al ignorar a los CDC, al ignorar las pautas federales y actuar como si fuera Superman”, dijo el historiador presidencial Douglas Brinkley, al mencionar a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
“No sólo restó importancia al virus, se paseó como un pavo real, burlándose de quienes se lo tomaban en serio”.
Solo hay que repasar la agenda de los últimos días del presidente para comprender la potencial escalada de contagios.
El mismo jueves en que dio positivo, había participado en un acto de recaudación de fondos en su club de golf de Bedminster (Nueva Jersey).
El martes asistió a un acalorado debate con Joe Biden en Cleveland (Ohio), donde había público y se evitó que se estrecharan las manos, pero Trump pasó tiempo junto a otras siete personas en una sala de preparación. Tres de ellos eran Hicks, Conway y Stepin.
Al conocerse el viernes por la mañana el contagio de uno de los senadores republicanos, Mike Lee, de Utah, los vídeos de la ceremonia del sábado pasado en la Casa Blanca empezaron a correr como la pólvora por las redes sociales.
En ellos se puede contemplar a Lee abrazando sin mascarilla a varias personas.
En el Rose Garden, donde se celebró la ceremonia de nominación de Barrett, a la que también asistió la primera dama, Melania Trump, no se apreciaba a casi nadie cubierto entre los más de cien invitados.
Y las imágenes del acto, más reducido, en el interior, también muestran que los presentes no llevaban mascarilla. Este viernes por la noche, otro senador presente en el acto, Thom Tillis, también anunció que había dado positivo.
Desde los primeros días de la pandemia, Trump, según admitió él mismo posteriormente, restó importancia a la gravedad del virus.
En repetidas ocasiones afirmó que “desaparecería” y durante un tiempo estuvo presionando para que la economía estadounidense se reabriera por completo durante la Semana Santa, sólo un mes después que la pandemia envolviera completamente a la nación.
Muy pronto comenzó a resistirse a los consejos de los expertos en salud pública, se enfrentó públicamente con los jefes de la Administración de Alimentos y Medicamentos y los CDC, y hasta politizó el uso de mascarillas.
Muchos miembros del personal de la Casa Blanca no se atrevieron a contradecir al presidente, que quería encarnar a una nación en el camino de vuelta a la normalidad, no un país obsesionado con las pautas de salud que a su parecer mantendrían a la gente nerviosa en lugar de persuadirla hacia el resurgimiento económico. (Tomado de PL)