“Ustedes han llevado a las misiones una luz de esperanza, una luz de afecto” Presidente Miguel Díaz-Canel
“El Contingente ‘Henry Reeve’ puede no sólo apoyar a la población en casos de huracanes, inundaciones y otros desastres naturales similares. Determinadas epidemias constituyen verdaderos desastres naturales y sociales”.
No podía imaginar el Comandante en Jefe Fidel Castro, cuando así afirmaba, hace exactamente 15 años, que el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias “Henry Reeve”, fundado aquel 19 de septiembre, estaría hoy ayudando a enfrentar una de las mayores pandemias que ha asolado al mundo: la Covid-19.
Pero guiaba a Fidel ese sentimiento profundamente humanista, solidario y altruista que siempre le distinguió, como al resto de los cubanos, y que hoy, más que nunca se ha hecho presente lo mismo al interior de la Isla que más allá de sus fronteras.
En aquella ocasión, cuando también tuvo lugar la graduación nacional de estudiantes de medicina, en la Ciudad Deportiva, Fidel precisaba: “Graduarse de médico es abrir las puertas de un largo camino que conduce a la más noble actividad que un ser humano puede hacer por los demás”.
Con ese noble sentimiento por brújula, Cuba no había vacilado en ofrecer al pueblo de Estados Unidos el envío inmediato de personal médico experimentado con los recursos indispensables para la atención a las tantas víctimas del huracán Katrina que había golpeado sin compasión a Nueva Orleans, en particular, dejando el tenebroso saldo de mil 336 fallecidos y pérdidas valoradas en 75 mil millones de dólares.
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Atendiendo a la cercanía entre ambas naciones, en solo horas hubiera podido llegarles a los estadounidenses nuestro auxilio, pero quizás un falso orgullo y erróneos conceptos los condujeron a no responder, siquiera tardíamente, al ofrecimiento cubano, que solo proponía salvar vidas en medio de aquel desastre mayúsculo.
De un modo tan oscuro fue interpretada la mano tendida por Cuba, que incluso llegaron a omitir a nuestro país de la lista de países que se habían brindado a ayudarles, lo cual motivó asombro y también confusión en naciones amigas de la nuestra.
“Así lo explicamos el 2 de septiembre, tres días después de nuestro ofrecimiento, concretando la disposición de enviar por aire, entre 12 y 36 horas a 1 100 médicos con 24 toneladas de medicamentos indispensables en sus mochilas. Transcurridas 48 horas, el 4 de septiembre, aquella fuerza que alcanzaba ya el número de 1 586 profesionales, lista para partir con 36 toneladas de medicamentos, reunida en el Palacio de las Convenciones, fue denominada Fuerza Médica “Henry Reeve”, en memoria de aquel excepcional joven combatiente norteamericano que murió luchando por la independencia de Cuba”, narró Fidel.
En aquel discurso, luego de comentar cómo nuestra ayuda sería desestimada, dejó constituida “una organización que hasta hoy no tiene precedente en el mundo”: el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias “Henry Reeve”.
Aquel 19 de septiembre Cuba también informó al mundo sobre la graduación de los primeros mil 650 estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), cuya creación estuvo también asociada a un huracán, el temible Mitch, que golpeó con fuerza devastadora a Centroamérica en 1998.
Con una asombrosa visión de futuro, Fidel vaticinó en su discurso: “Nosotros demostramos que el ser humano puede y debe ser mejor. Nosotros demostramos el valor de la conciencia y de la ética. Nosotros ofrecemos vidas…”
La luz de las batas blancas
De entonces a la fecha, muchas vidas han sido salvadas en numerosos rincones de la tierra por ese personal cubano de la Salud cuya misión es: Brindar ayuda humanitaria-médico-sanitaria a las poblaciones de países víctimas de desastres naturales y epidemias, y ayudar a su recuperación.
Y esa misión no tiene equivalente con ninguna otra en el planeta porque la distingue el tener su anclaje en un país carente de riquezas materiales y, además, atenazado por un cada vez más férreo bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos.
A las geografías que han llevado su presencia salvadora, les han acompañado siempre un haz de principios, tan sólidos como su convicción en la justeza de esa obra:
- La defensa y el ejercicio del derecho humano a la salud que implica el acceso y la cobertura universal de salud, gratuitos y sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social, de las personas y comunidades a servicios integrales adecuados, oportunos y determinados de acuerdo con sus necesidades.
- La promoción al derecho humano a la paz defiende el pleno disfrute de los derechos derivados de la dignidad inherente de todos los seres humanos, que incluye el derecho a la vida. Fomenta el diálogo y la cooperación internacional con el objetivo de mejorar los indicadores de salud de la población afectada, sobre la base del respeto y las necesidades de los países que piden la ayuda; y responde ante situaciones de emergencia, desastres o epidemias, las cuales pueden significar a futuro un obstáculo a la paz; así como reconoce el pleno desarrollo de una cultura de paz.
- El humanismo que ratifica la dignidad del ser humano, sobre la base de la igualdad y la justicia social y contribuye al desarrollo de los pueblos, en particular, al brindar salud para todos.
- La solidaridad que une a hombres y pueblos de modo que el bienestar de los unos determina el de los otros. Fundamenta la ayuda mutua y la colaboración entre los pueblos y las naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo; al tiempo que se practica la tolerancia, el respeto a sus tradiciones y cultura y el fomento de la paz.
Durante estos 15 años –contabilizando hasta el 10 de agosto último-, el contingente “Henry Reeve” ha llevado su cooperación desinteresada a más de 40 países y cinco territorios no autónomos, de acuerdo con la Cancillería de la isla.
En ese período, más de nueve mil cooperantes, organizados en 71 brigadas, han brindado atención médica a unos cuatro millones de personas y salvaron más de 89 mil vidas.
Itinerario de la nobleza
Solo había transcurrido algo más de un año del triunfo de la Revolución cubana cuando los principios de solidaridad e internacionalismo que siempre la han distinguido ya se hacía evidentes en el terreno de la salud.
El 21 de mayo de 1960 Chile fue golpeado por un feroz terremoto y Cuba protagonizó lo que sería su primera ayuda médica internacional al enviar a esa nación austral una brigada médica junto a 8 toneladas de material médico y para otras necesidades básicas.
Esa brigada pionera fue acompañada por el médico chileno Dr. Salvador Allende, y por el entonces Presidente del Colegio Médico cubano, el Dr. Oscar Fernández Mell.
A ese paso inicial siguió toda una marcha de amor extendida a los cuatro puntos cardinales, aún antes de que el Contingente Henry Reeve fuera fundado.
Baste recordar, por ejemplo, en 1970, la ayuda brindada a Perú, a raíz del terremoto que les sacudiera, y dos años más tarde, también a Nicaragua, donde otro terremoto se llevara la vida de unas 5 mil personas. Aún cuando Cuba no mantenía ningún vínculo con el gobierno somocista, allá fueron 48 de nuestros galenos.
Honduras, México, Armenia, Irán, Guatemala, Venezuela, son algunas de las naciones donde, antes del siglo XXI, la ayuda médica cubana estuvo presente para ofrecer auxilio no solo en caso de terremotos, también por huracanes, inundaciones, epidemias y otros desastres.
Durante los tres primeros años de este siglo, la mano solidaria cubana se extendió para ayudar a quienes combatían la epidemia de dengue en Centroamérica, mientras que, exactamente en 2003, una Argelia devastada por el terremoto que ese año la sacudiera, también recibía a una brigada médica solidaria.
Luego, Sri-Lanka e Indonesia, asolados por un tsunami, y más tarde Guyana, aquejada por fuertes inundaciones, igual fueron testigos de la nobleza del personal médico de esta Isla caribeña.
Una vez creado el Contingente Henry Reeve, a solo pocos días de fundado, ya partía, en octubre de 2005, hacia una Guatemala que sufría por fuertes inundaciones. Aquel bautizo frente a desastres lo protagonizaron 688 profesionales de la salud cubana, quienes asistieron a más de 477 mil guatemaltecos y salvaron la vida a más de mil 300.
Desde su constitución, han desplegado 20 misiones médicas especializadas en el enfrentamiento a desastres naturales; de ellas ocho a causa de inundaciones, siete por terremotos y cinco para socorrer por huracanes.
Se destaca la labor tras el impacto del terremoto de octubre de 2005 en Pakistán, que ocasionó la pérdida de 70 mil vidas humanas, 100 mil heridos y 3 millones de personas sin hogar.
En un periodo de casi ocho meses, los más de 2 mil profesionales de salud cubanos atendieron a más de un millón 700 mil pacientes. Se realizaron más de 14 mil operaciones de cirugía, más de 166 mil sobrevivientes recibieron tratamiento especializado de rehabilitación y salvó la vida a más de 2 mil.
• En Paquistán
[tabs mobile=»scroll»][tabs active=»1″ vertical=»yes»][tab title=»Medicina cubana en las montañas de Paquistán» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]Llegar al campamento de médicos cubanos en Garhi Habibullah se convierte en una odisea cuando cae la noche. Las carreteras en esa zona del noroeste de Paquistán, exactamente en el distrito de Mansehra, parecen jugar con la geografía en todo momento.
Para los cubanos el trayecto es incómodo por la sensación que produce el zigzagueo de los caminos, a lo cual se le suma el hecho de que en este país surasiático la circulación vehicular es al estilo británico, o sea se circula por la izquierda con el volante a la derecha.
El campamento está en un valle despoblado de árboles, lo que quizás haga de la zona un lugar muy frío. Hay corriente eléctrica y desde allí se ven luces en las gigantescas montañas adonde acuden los galenos cubanos cada día. (Leer más)[/tab] [tab title=»Luces en las ruinas de Narrah» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
Cada tarde después de asistir a la escuela, Zia, un niño paquistaní de 12 años, se detiene unos minutos en un pequeño cementerio donde están los restos de Sultán y Jamila, sus padres.
Sentado en el suelo, justo al lado de la tierra donde reposan sus seres queridos, Zia queda pensativo y su mente se pierde en esas imágenes de Balakot antes del 8 de octubre, cuando aún la desgracia no los había azotado.
Ahora Balakot es un mar de escombros y tumbas, y las escenas más tristes se encuentran en los rostros de esos niños que, como él, no sólo han perdido sus hogares, sino también familias enteras. (Leer más).[/tab] [tab title=»Jared, cerca del cielo» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
Jared no es un punto olvidado de la geografía norte de Paquistán. Casi a los pies de las montañas del bajo Himalaya, el poblado —otrora zona turística— es ahora un escenario donde lo real es casi inimaginable, y lo rural acentúa la pobreza y la nobleza de las personas.
Al derroche de belleza natural, se suma hoy el desastre provocado por el mayor terremoto que aquí se recuerde, ocurrido el pasado 8 de octubre, el cual en tan solo segundos destruyó la felicidad y la tranquilidad de miles de personas, y casi a las puertas del invierno las dejó sin refugio alguno.
Por las laderas de esas montañas empinadas, cubiertas de nieve y cerca del cielo, transitan campesinos con rebaños de animales, niños que se ríen cuando descubren a los forasteros, y mujeres cuyos trajes típicos apenas dejan ver sus rostros inocentes. (Leer más) [/tab][/tabs]
En total, más de 4 mil profesionales de la salud han tomado parte en esos empeños y han atendido a más de 3 millones de personas.
Se escriben fácil y rápido las estadísticas, los totales, pero tras cada cifra hay una historia por contar: desde el lógico temor a lo desconocido, al riesgo, la familia que queda atrás y se angustia, hasta la conmovedora constatación de una sonrisa, de unas palabras en idioma ajeno, que ratifican la utilidad de tanto esfuerzo.
[note note_color=»#f0f6ec» radius=»2″] Puede leer también el testimonio de nuestros médicos en la lucha contra el ébola [/note]
Con lo tantos mensajes cruzados entre los médicos internacionalistas cubanos cumpliendo sus misiones y sus destinatarios en esta Antilla Mayor o en otras partes del mundo probablemente pudiera armarse la más gigante y hermosa antología de cartas de amor, no solo del amor de pareja, sino de ese inmenso que puede y debe crecer entre todos los habitantes de esta Tierra.
Corazones inmensos frente a enemigos mínimos y letales
Apenas la OMS declara a la Covid-19 como Pandemia, la mayor urgencia sanitaria que ha enfrentado el mundo en lo que va del siglo XXI, y ya el Contingente “Henry Reeve” alistaba sus mochilas, presto a acudir ante quienes solicitaran su ayuda.
[tabs vertical=»yes» mobile=»scroll»][tabs active=»1″ vertical=»yes»][tab title=»Ansiosos por salvar vidas de la COVID-19» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]La geografía y el paisaje de Turín, ciudad capital de Piamonte en el norte de Italia, ubicada en la planicie de una colina delimitada por varios ríos, impactó al doctor Miguel Acebo Rodríguez, neumólogo villaclareño, quien forma parte de la brigada Henry Reeve que arribó a ese país europeo, azotado de manera brutal por la pandemia, para combatir la Covid-19.
Para Miguelito, el neumólogo, Los Alpes se alzaron ante su vista como mundo desconocido, los paseos arbolados, las plazas, los edificios barrocos y antiguos cafés cerrados de la ciudad, que fue antiguo centro Celta, por insólitos y originales, han despertado un interés particular en el especialista, a pesar de que él conoce otros parajes más allá de los cubanos, porque prestó colaboración durante varios años en la República Bolivariana de Venezuela como Médico General Integral. (Leer más) [/tab] [tab title=»Fidel en la vocación humanista de la doctora Yuliet (+Fotos)» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
“Fidel nos abrazó a todos y a mí, en particular, me preguntó por el ´famoso´ acueducto de Manzanillo, en aquellos momentos en proceso de construcción y que el Comandante seguía con mucha preocupación.
“Me puso una mano sobre el hombro y me dijo que nosotros no trabajábamos por humanidad, que trabajábamos para la humanidad y esas palabras nunca las voy a olvidar. (Leer más)[/tab] [tab title=»Italia fue una experiencia única» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
En los casi 40 años de experiencia profesional, en el vocabulario del licenciado en enfermería Aníval Umpierre Umpierre nunca ha existido la palabra no. Y es que este camagüeyano, residente del municipio Sierra de Cubitas, no sabe negarse ante una tarea. Quizás por eso ni recordó que era hipertenso cuando le dijeron que miembros de la brigada Henry Reeve irían a Italia a atender pacientes infestados por la Covid-19. (Leer más)[/tab] [tab title=»El hilo de Vivian: de Santiago de Cuba a Piamonte de Italia (+Fotos)» disabled=»no» anchor=»» url=»» target=»blank» class=»»]
La oftalmóloga Vivian Vera Vidal tiene visión larga y se aferra a ella para “tejer” el hilo que sostiene los lazos de amor y profesionalismo que la atan al doctor Abel Tobías Suárez Olivares.
Cual Ariadna de tiempos modernos esta médica santiaguera trenza afectos desde su ciudad natal para que lleguen lejos, muy lejos. (Leer más)[/tab][/tabs]
Y en el período de cinco meses, su presencia ha llegado a 38 Estados, donde han atendido a 355 mil 785 personas y salvado 9 mil 736. Más de 3 mil 700 profesionales cubanos de la salud, de ellos el 61,2 % mujeres, han sido los protagonistas de esta hazaña.
Esas historias son aún presente, tanto, que de las 45 brigadas constituidas para el enfrentamiento de la pandemia, 38 se mantienen prestando sus servicios en 33 naciones (Angola, Azerbaiyán, Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Cabo Verde, Dominica, Emiratos Árabes, Granada, Guinea Conakry, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Haití, Honduras, Jamaica, Kenia, Kuwait, México, Perú, Qatar, Santa Lucía, Santo Tomé y Príncipe, Sierra Leona, Sudáfrica, San Cristóbal y Nieves, Surinam, Trinidad y Tobago, Togo y Venezuela) y cinco en territorios no autónomos (Anguila, Islas Vírgenes, Islas Turcas y Caicos, Martinica y Montserrat).
El Contingente “Henry Reeve” ha estado presente en la mayoría de las regiones del mundo. En América Central, en 3 Estados (Nicaragua, Honduras y México). En este último con cuatro brigadas médicas especializadas. En general, las seis misiones médicas han atendido más de 80 mil personas. En el Caribe, han asistido a 12 países (Antigua y Barbuda, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Jamaica, Granada, Haití, Belice, Dominica, San Cristóbal y Nieves, Barbados, y Trinidad y Tobago) y brindado servicios de salud alrededor de 33 mil personas. En América del Sur han contribuido con su labor en el enfrentamiento a la pandemia, en Perú con cuatro brigadas y en Venezuela; lo cual ha permitido atender aproximadamente 19 mil personas.
En Europa, cuatro brigadas médicas se sumaron a los esfuerzos nacionales de Italia (2 brigadas en Lombardía y Piamonte, respectivamente), Andorra y Azerbaiyán, las cuales ofrecieron sus servicios a más de 16 mil personas. Además, el Contingente ha estado presente en los territorios británicos no autónomos (Anguila, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes, Montserrat) y Martinica, departamento de ultramar de Francia, donde han sido asistidos más de mil personas.
En África, 10 brigadas médicas han atendido a más de 38 mil personas en Angola, Togo, Cabo Verde, Sudáfrica, Guinea Conakry, Guinea Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona y Kenia.
En Medio Oriente, las cuatro brigadas médicas han prestado servicios en Qatar (dos misiones médicas), Emiratos Árabes Unidos y Kuwait han atendido a más de 138 mil pacientes.
[note note_color=»#f0f6ec» radius=»2″] Sugerimos: Vencedores del miedo (+ Infografías)[/note]
No por gusto cada día se suman más y más voces al reclamo porque le sea conferido a este heroico Contingente el Premio Nobel de la Paz.
Tan solo la plataforma lanzada en Francia para promover este reconocimiento cuenta en el presente con cerca de 164 organizaciones de 22 países, y esas cifras aumentan a diario. La actualización ofrecida por la encargada política de la asociación solidaria Cuba Linda, Rose-Marie Lou, una de las administradoras, precisa que dicha iniciativa se ha convertido en apenas seis semanas en una campaña internacional, con llamados similares en Estados Unidos, Argentina, Grecia y otras partes del mundo.
Además de organizaciones, movimientos sociales, sindicatos, parlamentarios y otras agrupaciones, también han sido muchos los que a título personal igual multiplican el reclamo del Nobel de la Paz para los galenos cubanos. Desde niños, adultos y jóvenes anónimos, hasta conocidas personalidades de muy diversos ámbitos se suman a esta justa petición.
Sobradas son las razones para que tal premio sea conferido a los médicos cubanos.
Pero más que galardones o medallas, cada uno de los cubanos que ha tomado parte en esas hazañas -también el pueblo todo del que han nacido y forman parte-, sabe cuál es la mayor gloria:
“La Brigada Henry Reeve ha sido creada, y cualquiera que sea la tarea que ustedes asuman en cualquier rincón del mundo o en nuestra propia patria, llevarán siempre la gloria de la respuesta valiente y digna que han dado al llamado de solidaridad con el pueblo hermano”.
Así lo había subrayado Fidel, y, hace solo unos días, el presidente Miguel Díaz-Canel lo recordaba en su twitter.
Precisamente ayer viernes, cuando solo faltaban horas para que el “Henry Reeve” arribara a sus 15 años de fundado, el mandatario cubano destacaba la profesionalidad y eficiencia de los 21 cooperantes cubanos durante la ceremonia de recibimiento a la brigada médica que laboró por más de tres meses en Guinea Conakry.
Regresa brigada médica cubana que combatió la COVID-19 en Guinea. Bienvenidos a la Patria después de haber cumplido exitosa misión. #SomosCuba #SomosContinuidad pic.twitter.com/wgTU1BjDdJ
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) September 19, 2020
En otra oportunidad, también durante el recibimiento a quienes regresaban con el deber cumplido, les había avisado: “Bienvenidos a casa, bienvenidos a la Patria, y apriétense los corazones porque donde quiera que lleguen van a encontrar muestras de reconocimiento”.
Con los corazones apretados, ellos y todos los cubanos, hoy batimos palmas ante 15 años de tanto amor.