Insistir y exigir. Cumplir y hacer cumplir las medidas higiénico-sanitarias. Tales acciones indican que no puede haber descanso en momentos en que ha proliferado la aparición de nuevos eventos de transmisión local y focos activos relacionados con la COVID-19 en diversos territorios del occidente y el centro del país.
La complejidad que muestra el actual escenario epidemiológico ha disparado las alarmas y, a su vez, ha conllevado a redoblar en grado superlativo la aplicación de las disposiciones preventivas ya existentes, así como la adopción de nuevas regulaciones para cerrarle el paso al contagio.
De ahí que en el día a día de cualquier puesto de trabajo -una industria, un centro de servicios, en la vía pública, el taller o al pie del surco- también adquieren absoluta relevancia el uso correcto del nasobuco, por solo citar una de las normativas establecidas por el Ministerio de Salud Pública desde el inicio de la pandemia.
Es la protección individual ante un enemigo que ronda por cualquier sitio, pero también es la salvaguarda de quienes nos rodean: familiares, amigos, compañeros de labor o cualquier otra persona.
En cada palmo de terreno de este país se lucha sin tregua contra la COVID-19. No es ocioso insistir en que conductas irresponsables como no colocarse correctamente ese medio de protección o prescindir del mismo en la calle o en espacios donde corresponde son armas que apuntan hacia la salud de todos.
La exigencia por acatar lo establecido, la disciplina individual y las acciones de las autoridades correspondientes por hacer cumplir las normativas sanitarias constituyen puntos cardinales para continuar encauzando por buen rumbo la batalla contra la pandemia.