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La Guagua: Covid-19 en centros laborales

En El contagio de Santa Marta la periodista Juanita Perdomo dice:

Los brotes de la COVID-19 vinculados a centros laborales complejizan el control de la pandemia en el país, afirmación expresada con pesar porque el paso estable de la provincia de Matanzas lo cambió la tienda Santa Marta, donde el SARS-CoV-2 creó un episodio con ramificaciones en familiares, vecinos; y malas consecuencias también en la economía.

Esa nota hace meditar en cómo bastaron unos instantes para echar por tierra tantos sacrificios de días y semanas en los cuales cada una de las personas padecieron de privaciones confinadas en sus hogares o con muy limitados movimientos, además de otras incomodidades de todos conocidas.

 

 

Hay uno de esos Comentarios Digitales en los cuales se resume el sentir de muchos lectores:

Geisa del Carmen Martínez Sotés dice:

Es muy lamentable que sean los centros estatales los que pongan más tensa la cuerda. ¿Es que olvidamos que el Estado es quien más sufre las consecuencias? Claro, los enfermos y familiares a curarse, pero luego que respondan por sus negligencias ¿ok?

Nadie escapa a los efectos negativos de las consecuencias, pues los recursos que el Estado destina en este caso, y las actividades que se paralizan nos afectan a absolutamente todos de manera directa o indirecta, lo mismo al momento que dentro de un tiempo.

Por supuesto que los enfermos y familiares se benefician directamente de los recursos estatales a los cuales aportamos todos para que sean curados y atendidos en el sistema de salud.

Estas y otras razones estimulan a las mayorías a exigir sanciones a los negligentes, pues cuando se investigan los contagios, siempre hay alguna violación de sencillas medidas como el uso correcto del nasobuco, y de los pasos podálicos para desinfectar los calzados.

Las multas existen y se están aplicando para contribuir a que no olvidemos continuar incorporando a los hábitos esas y otras conductas como el distanciamiento entre personas y el lavado y la desinfección frecuente de las manos.

Hasta hoy estamos centrados en hablar de las tradicionales medidas popularmente conocidas como de protección e higiene del trabajo, y aunque se discuten y hacen informes e inspecciones, todavía el cumplimiento no está a la altura del concepto de que lo más importante es resguardar la vida y la integridad de los trabajadores.

Es difícil, pero no imposible lograr que las administraciones den un nuevo enfoque a la manera de interpretar el asunto a partir de que el SARS-CoV-2 no afecta únicamente a los trabajadores de un centro, sino que abarca también a sus familiares y a quienes tengan contacto con el enfermo sintomático o asintomático de la Covid-19.

Ya el asunto no es como ponerle un pasamano a una escalera para evitar que alguien caiga, ni tampoco se resuelve como cuando no existe el medio de protección que se exige en una determinada actividad, pues la presencia de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus demanda enfoques diferentes.

Por ejemplo, en vez de identificar quiénes pueden sufrir un accidente eléctrico, hay que determinar los puestos donde el trabajador está más expuesto al contagio por tener que atender clientes o cualquier otro personal externo que requiera ir al centro o a su interior.

Al recibir el Comentario Digital, se ha producido un diálogo entre la lectora y la periodista:

Juanita Perdomo dice:

Saludos, Geisa del Carmen Martínez Sotés. Hay que seguir reflexionando sobre este tema. Hay directores aún ignorando ser ellos los responsables de la salud y seguridad del trabajo. Ellos deben responder por esto. Si en un centro de trabajo se produce un brote por negligencias, debieran adoptarse severas medidas. Lo ideal sería no imponer sanciones y que todo el mundo cumpla los protocolos. Como ha dicho el Presidente cubano, lo importantes es la pesquisa diaria, para aislar de inmediato y evitar transmisión. Disciplina y responsabilidad de todos, es lo que toca. Gracias

En resumen: Estamos ante un tema que requerirá de ser abordado en muchas próximas salidas de esta guagua porque todos los escenarios para enfrentar y controlar una pandemia, esta o las próximas, son importantes, pero los centros de trabajo tienen la particularidad de ser el lugar donde más tiempo permanecen las personas cuando están despiertas.

Y además, por ser punto de confluencia de individuos de cualquier lugar del país (y del mundo en los casos de tener negocios con extranjeros) no únicamente pueden contagiarse fuera de la institución, sino que dispersan un virus o una bacteria patógena hacia amplias zonas alejadas unas de otras.

Queda un asunto que en modo de pregunta sería: ¿Qué papel juega el movimiento sindical en el enfrentamiento y control de cualquier pandemia? y lo dejaremos para venideras emisiones de esta guagua a partir de los comentarios digitales que lleguen.

 

Para acceder a las guaguas anteriores, hágalo desde aquí

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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