Hay un sitio en la provincia de Cienfuegos del que brotan aguas milagrosas. Se llama Ciego Montero, y está a unos 27 kilómetros de la ciudad cabecera de ese territorio. Brotan de un punto cercano al río Anaya, afluente del Damují.
Las primeras evidencias de sus propiedades curativas, según reseña la enciclopedia Ecured, datan de comienzos del siglo XIX. La revelación ocurrió en la piel de un esclavo del entonces ingenio Recurso, quien padecía de una erupción por la que fue expulsado ante el temor al contagio.
Durante algún tiempo permaneció dentro del monte, bañándose en los pantanos que estaban en la finca denominada Príncipe Alfonso, y gradualmente fue sanando.
Recoge la historia que en 1836 el ingeniero Diego Elbicio, dueño de esa finca por aquella época, mandó a analizar esas aguas, que resultaron ser sulfurosas y termales en uno de los manantiales y digestivas en el otro.
Más tarde Don Carlos Cardoso compró esa porción de terreno y construyó una casa de baño y una hospedería. La finca fue inscripta con el nombre que aún conserva: Baños de Ciego Montero.
A mediados del siglo XIX las propiedades curativas de las aguas atrajeron a muchas personas de Cienfuegos, Trinidad y Santa Clara.
En 1909 se hizo la carretera que une a Palmira con Ciego Montero y el paradero del ferrocarril de Arriete, lo que facilitó la afluencia de más visitantes a la instalación. En los primeros años solo se contaba con la parte trasera del edificio. Los baños eran de forma rústica, con una sola poceta y los pisos de tabla.
En 1961 el Balneario pasó a manos del Gobierno revolucionario. Fue remozado en 1975 y en ese año lo visitó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con motivo de la inauguración de una planta embotelladora de agua mineral.
Desde finales del año 1997 y hasta su reapertura el 5 de septiembre de 1998 se sometió a otra reconstrucción.
Sus aguas, según se ha comprobado, son ricas en magnesio, calcio y azufre, y contribuyen a mitigar padecimientos reumáticos, así como la artritis, artrosis y polineuropatías; y son efectivas en la rehabilitación luego de traumatismos o accidentes encefálicos. La temperatura está en el rango de 32 a 42ºC, en dependencia de los pozos que se conecten a las siete piscinas individuales y a las dos colectivas.
El Balneario, desde el 12 de diciembre del 2000 lleva el nombre de Jesús Montané Oropesa, quién apoyó a esa instalación como presidente de la Comisión de Termalismo.
En la última década del siglo XX fue descubierto en Ciego Montero otro manantial, bautizado popularmente como el Baño de Doña Bella o el Chorrito, que resulta muy atrayente. El agua brota permanentemente y tiene más de 40ºC de temperatura y un alto contenido de azufre.