Virginia no ha estado en cuarentena. Su población de más de 300 habitantes está sana, pero no salva de una «epidemia» en la prestación de servicios que arribó antes de los momentos del coronavirus a esa comunidad rural, distante a 15 kilómetros del poblado cabecera del municipio de Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila.
Lo más preocupante es el abandonado sistema telefónico. Lázaro Marrero Rodríguez, responsable allí del centro agente de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba ETECSA, vuelve a quejarse a la prensa:
«cuando se publicó nuestra inquietud a finales del 2019 llevaba cinco meses interrumpido el teléfono, vinieron los reparadores de Pina y lo remendaron, funcionó una semana y hace ocho meses está muerto.
«Hemos reportado la interrupción al número telefónico 114, el de reparaciones, y nos dicen que no se le ha dado solución por falta de combustible para llegar hasta acá».
A pesar de transitar sin contagios por la etapa de la recuperación pos Covid-19, los lugareños viven un aislamiento extremo y así lo expresan:
«como muchos aquí, no tengo celular, quiero saber de mi familia y me lo han prohibido, porque el no arreglar el teléfono público se llama negligencia por parte de la empresa telefónica», opinó María Concepción.
«Soy una persona sola desde que falleció mi esposo, ahora no puedo llamar a mi suegra, ni ir a verla porque aquí el transporte es limitado y ya no tengo edad para montar en los carretones», dijo Acelia Mustell. ¿Cómo pedimos una ambulancia si alguien se pone grave?», preguntó Gladys Castaño.
Son estas mujeres de la tercera edad que deben quedarse en casa, pero no incomunicadas.
«Desde mi centro de trabajo muchísimas veces he reportado la rotura del 33206860. Unos no hacen caso y otros se justifican; por ejemplo, el director de Etecsa en Ciro Redondo, me ha dicho que no tiene nada que ver, porque este teléfono lo atiende el municipio de Ciego de Ávila, ¿por qué no vienen los reparadores de nuestro territorio y así se ahorra petróleo?», abogó Joaquín García Jiménez.
Los «virginianos» no hablan tanto de megas ni de niveles de cobertura 4G, como de la anhelada resucitación del teléfono público para que no siga en silencio su comarca, donde cualquiera pudiera tender ropa en los cables casi a flor de tierra y limpiar dispositivos telefónicos enyerbados, fieles testigos de que hace largo tiempo Etecsa no está en línea con el bienestar del pueblo en Virginia.