“Cuando la pandemia apenas estaba llegando a nuestro país, la primera mano amiga de Venezuela fue la del pueblo de Cuba que ustedes tan dignamente representan”, les dijo visiblemente emocionada la vicepresidenta Ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, a los integrantes de la Brigada del Contingente Henry Reeve que durante cinco meses apoyó el enfrentamiento a la COVID-19 en esta hermana nación.
La vicepresidenta Ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, agradeció la solidaridad de Cuba frente a la pandemia. Foto: Reynaldo Villa
Fue la tarde-noche del 18 de agosto, dos días antes del retorno triunfal del equipo multidisciplinario a la Isla amada, en el acto de imposición de la Orden Francisco de Miranda, de primera y tercera clases,otorgada por el presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros a los integrantes del colectivo, que encomia el desempeño del pequeño grupo que se agigantó ante los grandes e inesperados desafíos de esta cruel enfermedad.
Sus palabras y la alta condecoración exaltan “su abnegada labor humanitaria durante el combate contra la pandemia COVID-19 en la Patria de Bolívar, donde su valor y condición revolucionaria dan vida a la hermandad Cuba-Venezuela, obra de los gigantes líderes Fidel Castro y Hugo Chávez”, expresa el aval que respalda la entrega del alto estímulo.
La Vicemandataria enalteció, también, la concepción humanista de esta cooperación, porque “Cuba ha enviado médicos a los sitios más peligrosos, donde la COVID-19 ha tenido crecimientos exponenciales, desbordados, allí están los médicos cubanos en primera fila. Ese fue el sueño internacionalista del Comandante Fidel Castro”, enfatizó.
La solidaridad, primera vacuna contra la pandemia
Es cierto que “la solidaridad cubana es parte de nuestra cotidianidad, de nuestra vida, de la realidad venezolana”, como recordó el canciller bolivariano, Jorge Arreaza, en la ceremonia de bienvenida a más de 200 médicos cubanos que arribaron la noche del domingo 16 de agosto a Caracas, una avanzada de los dos mil galenos solicitados por Nicolás Maduro para robustecer la Atención Primaria de Salud en las comunidades más vulnerables, y que ya sobrepasan los 600.
Pero, la lucha contra el padecimiento ha visibilizado y consolidado con más fuerza los históricos lazos de amistad entre los dos pueblos, que unidos afrontan la contingencia sanitaria y la prepotencia imperial que toma forma en la despiadada guerra económica y mediática impuesta por la actual administración norteamericana a Cuba y Venezuela, devenida principal obstáculo para gestionar los retos de la pandemia.
El 14 de marzo el presidente Nicolás Maduro Moros decretó la cuarentena social para los Estados donde se habían detectado los primeros casos positivos al Sars-CoV-2 y “el día 15 ya estábamos acá, y el 16 comenzamos el trabajo junto con los miembros de la Misión Médica Cubana, las autoridades del Ministerio del Poder Popular para la Salud y expertos de Venezuela”, rememora el doctor José Ernesto Betancourt Labastida, jefe de la brigada.
El asesoramiento
“Cuando llegamos no nos imaginábamos siquiera que íbamos a desarrollar tan intensa actividad que nos permitió conocer al hermano pueblo venezolano, las particularidades de su sistema de salud, confraternizar y llegar a relaciones de camaradería con los más de 22 mil compañeros de nuestra Misión Médica, con quienes de una manera u otra intercambiamos”, relata el doctor Betancourt.
Recuerda que “veníamos con el plan para el enfrentamiento a la pandemia de la República de Cuba, recién aprobado el día anterior, y el encargo del Gobierno cubano y del Ministerio de Salud Pública de encauzar la implementación del protocolo de actuación, teniendo en cuenta las experiencias propias y de otras naciones en el enfrentamiento de esta enfermedad, nueva para todos”, afirma.
Denominada brigada médica de asesores para Venezuela, estuvo formada por el científico Luis Herrera Martínez, desarrollador del interferón alfa-2b humano recombinante cubano; dos especialistas en medicina intensiva; uno en Microbiología; uno en Epidemiología; y, el doctor José Ernesto Betancourt Labastida, experto en planificación y dirección, al frente del colectivo.
El doctor Betancourt detalla que en esos menesteres recorrieron los 24 Estados del país, “visitamos, explica, 139 Centros de Diagnóstico Integral (CDI), de los 398 designados para atender a los enfermos de la COVID-19, donde trabajamos en la asesoría de los procedimientos primeros y las medidas de bioseguridad”.
Compartieron esos saberes “con más de tres mil compatriotas y con especialistas, técnicos y médicos venezolanos en sesiones que incluyeron, además, temas relacionados con el establecimiento del flujo médico en estos CDI para la atención de enfermos y el tratamiento a pacientes graves, teniendo en cuenta que como promedio entre el tres y el cinco por ciento de quienes padecen otras enfermedades base, llegan a ese estado”, confirma.
En zona roja
Confirma Betancourt que dentro de la asesoría que se desarrolló en los CDI a los compañeros que estaban en zona roja prestaron particular atención a pacientes graves y críticos, lo que contribuyó a disminuir los indicadores de letalidad en esas instalaciones sanitarias.
El equipo multidisciplinario visitó los 24 Estados de Venezuela, “primeramente lo hicimos en grupo integrado por un especialista en Epidemiología, dos intensivistas y dos miembros de la Misión Médica Cubana, y cuando aparecieron enfermos graves en todo el país nos separamos para cumplir cada uno las encomiendas asignadas, incluido el estudio y asesoramiento directo en la atención a más de 250 pacientes y no lamentamos ningún fallecido”, evoca el doctor Yailier Peña López, especialista en Medicina Interna y diplomado en Terapia Intensiva.
Y antes del regreso a la Patria, Yailier y sus colegas dejaron una huella de amor que perdura entre las autoridades gubernamentales y sanitarias venezolanas, sus compatriotas y los enfermos; y, no ocultan la satisfacción por las expresiones de cariño recibidas, “los enfermos muy agradecidos. Trabajamos en indicaciones para los cuidados de pacientes ventilados, de ellos nueve graves y ninguno llegó a la ventilación mecánica gracias al trabajo del equipo que los atendía”, asegura.
Encomios a la entrega y profesionalidad
La Vicepresidenta Ejecutiva encomió: “Yo no he visto nada más sublime que la Misión Médica Cubana desplegada por el planeta y aquí en Venezuela lo hacen con mucha valentía, mucho coraje”, y los consideró también merecedores del premio Nobel del Amor, “porque a ustedes los impulsa un profundo amor por la humanidad”, remarcó.
Contrastó que “mientras el imperio estadounidense y el sector extremista de la derecha venezolana envía mercenarios para asesinar al pueblo de Venezuela, para destruir la paz y la estabilidad de nuestra Patria, ustedes llegaron con sus hermosas manos a salvar vidas en este combate tan terrible contra la COVID-19”.
“Ustedes nos trajeron salud, vida, dignidad, ejemplo de lo que debe ser un médico integral”, enfatizó la Vicepresidenta y recalcó que en las reuniones de la Comisión Presidencial siempre que el presidente Nicolás Maduro pedía alguna aclaración al primero que le preguntaba era al doctor Betancourt, “porque cuando yo lo escuchaba me daba tranquilidad, pues sabía que estaba hablando la voz de la sabiduría, la experiencia, pero también la voz de la hermandad con Venezuela y con el pueblo venezolano. Todos los días los vamos a extrañar”, recalcó.
Epílogo
“Queridos médicos que llegaron a nuestra Patria hace cinco meses, llévense el calor de nuestro pueblo y su profunda amistad y admiración por el pueblo cubano. Nada podrá contra esta amistad, esta cooperación, con la hermandad entre Cuba y Venezuela”, exclamó la Vicepresidenta Ejecutiva.
Y el doctor José Ernesto Betancourt Labastida sentenció: “Esta brigada se siente orgullosa de haber colaborado en Venezuela y muy honrada con la orden que recibimos y le ratificamos a usted, a nuestro gobierno, a nuestros compañeros la disposición de seguir sirviendo donde mejor la Patria lo necesite.”