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Sin tanto cacareo (+ Fotos)

Las naveras, apelativo distintivo de las avicultoras directas a la produc­ción, tienen el poder de la perseve­rancia para cautivar, con el valor de la laboriosidad, a las hacedoras de uno de los más nutritivos alimentos.

 

Ildigardy, la navera vanguardia. Foto: José Luis Martínez Alejo

 

Ildigardy Hernández Reyes es una de esas consagradas obreras. La nave en la que ella labora, jun­to a otras dos compañeras, siempre está en armonía.

Allí 3 mil 717 gallinas se es­tresan menos, porque esas opera­rias agropecuarias les suministran agua fresca para que los alimentos no sean tan agresivos en estos calu­rosos meses veraniegos.

“A las ponedoras no les falta la comida a su hora, la higiene, la asis­tencia veterinaria y otras atencio­nes”, ejemplificó Hernández Reyes, la también trabajadora más desta­cada de la unidad empresarial de base (UEB) del avileño municipio de Primero de Enero, antaño Violeta.

 

Foto: José Luis Martínez Alejo

 

Esta es la granja insignia de la avicultura en Cuba, según el criterio de especialistas de la rama y direc­tivos como Néstor Bárbaro Hernán­dez Martínez, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios, Forestales y Taba­caleros (SNTAFT), a quien solicita­mos su opinión: “Siempre pongo de ejemplo a este colectivo”.

Tal valoración fue avalada por los resultados de la eficiencia en el primer semestre del presente año: 141 huevos por ave, 1,38 kilogramos de pienso por decena de posturas producidas, y el 89,7 % de un plan de 84,3 de la viabilidad o cantidad de gallinas que llegan vivas hasta el final del ciclo de puesta de huevos.

Con tal protagonismo y el del personal de las otras granjas de la provincia, la Empresa Avícola de Ciego de Ávila ratificó la posición de líder nacional que mantiene hace un quinquenio. Reafirmó ese logro, en­tre otros dividendos, la producción de 66 millones 800 mil huevos, unos seis millones más de lo planificado hasta julio pasado, y una mortalidad de las aves inferior al 10 por ciento.

Aunque ese volumen no satisfizo la demanda cada vez más creciente, lo acopiado posibilitó cumplir las cifras asignadas al territorio avile­ño y apoyar a Matanzas, Las Tunas, Holguín y La Habana (por ejemplo, hacia la capital se enviaron 23 mi­llones el año pasado).

Gran parte del aporte de enero a la fecha obedeció a los incentivos del Movimiento Emulativo Produc­tivo Por la Ruta del Millón, auspi­ciado por el SNTAFT y la Central de Trabajadores de Cuba.

La ingeniera Leyda Martínez Arnaiz, directora general de la em­presa avícola avileña, opinó que con la nueva actividad emulativa “vamos por más en el control de los recursos, el cumplimiento de los horarios de alimentación, el rigor en las medi­das de bioseguridad y la estabilidad de los trabajadores destinados a la atención de los animales”.

Otra tarea prioritaria se encami­na en la UEB Pina II, donde Yanet Rodríguez, Yudmila Lobaina, Ye­senia Morales y otras compañeras, junto a los hombres, atienden a 4 mil gallinas y 500 gallos, encargados de garantizar los huevos a procesar en una cercana planta de incubación.

Yesenia y el campesino Ibey en la entrega de los pollitos recién nacidos. Foto: José Antonio Rodríguez

Allí se materializó la entrega de los primeros 2 mil pollitos a Er­nesto Ibey González, asociado a la cooperativa de créditos y servicios Orlando Expósito, del municipio de Majagua, iniciador este año del pro­grama de pollo de ceba, gestión con perspectivas de ir incorporando pro­ductores del sector campesino que comercializarían la carne a través de la mencionada empresa estatal.

Todo un empeño puesto en las manos de las naveras violeteñas, quienes en representación de los trabajadores del sector recibieron la Bandera de Vanguardia Nacio­nal otorgada a la entidad avícola de Ciego de Ávila, cuyo colectivo me­reció también el estandarte por el aniversario 60 de la Federación de Mujeres Cubanas.

Un ejemplo de Empresa Estatal Socialista, con el 44 % de la fuerza femenina y el 33 % de mujeres di­rectivas (su directora es diputada al Parlamento cubano), en la cual sus trabajadores están convencidos de que las protagonistas principales de sus hazañas cotidianas bien atendi­das se ven más bonitas y ponen más huevos sin tanto cacareo.

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