Desde hace siete años la Empresa Agroindustrial Ceballos, con sede en el municipio homónimo de la central provincia de Ciego de Ávila, tiene un pequeño espacio de comercialización en la suroriental Santiago de Cuba.
La Vía Blanca, unidad ubicada en la céntrica calle Aguilera, a unos pocos metros de la Plaza de Marte, en la ciudad santiaguera, comercializa con éxito total una amplia gama de productos industriales, entre ellos mermeladas, jugos, néctares, cremas, conservas, pulpas, vinagre, puré de tomate, sazonadores…
A pesar de las limitaciones que ha impuesto en todos los órdenes el impacto del recrudecimiento del bloqueo y la pandemia por el nuevo coronavirus, los envíos desde Ciego de Ávila hasta Santiago de Cuba no se han detenido, según comenta a Trabajadores Dunia Pelegrino Duarte, administradora de La Vía Blanca.
“Antes de toda esta situación, recibíamos hasta 50 tipos de surtidos, ahora rondan los 20, pero no dejan de estar presentes para satisfacción de nuestros clientes, conocedores de la calidad de estos. La mayor demanda se concentra en el puré y la pasta de tomate, los vegetales en conserva y los dulces en almíbar”.
Consumidores como Suyeline Salmon y Yaquelín Acosta confirman lo dicho: “nos parece excelente la relación precio-calidad, así como la variedad de las ofertas”, dice la primera, en tanto la segunda asegura que “leer Ceballos en una etiqueta te da confianza a la hora de comprar, de antemano sabes que terminarás satisfecha”.
Por estos días en que escasean productos alimenticios y de otros tipos, la unidad La Vía Blanca, con el liderazgo de la administración y la participación de sus 11 trabajadores, adopta variantes que le han sido efectivas para frenar a acaparadores, coleros y revendedores.
“Confeccionamos módulos, precisa Pelegrino Duarte, procurando que lo más demandado no se quede en manos de quienes pretenden aprovecharse y lucrar en medio de la actual situación”.
Sostener en el tiempo la presencia de productos de Ceballos en Santiago de Cuba es aspiración colectiva que no deja de hacerse realidad y que se materializa con excelencia y distinción en La Vía Blanca, allí, donde un pedacito de Ciego de Ávila complace el gusto de los santiagueros.