Por Yenima Díaz Velázquez
Quien transitó por los alrededores de la carretera que une al municipio de Las Tunas con el de Manatí pudo apreciar, en el tramo conocido como Majagual, extensos marabuzales que afeaban el entorno y que inutilizaban una parte del terreno, muy provechosa para la siembra de alimentos.
Hace muchísimos años crecían allí grandes platanales. Luego la desidia hizo perder el lugar y quedó en el olvido; pero, paso a paso, por iniciativa de unas cuantas personas, comenzó su transformación.
Un tractor “pata de hierro”, con una chapeadora, fue el primero en abrir el espacio y después llegaron los seis trabajadores que decidieron atender la finca. Pertenecen a la unidad empresarial de base (UEB) Santa María, de la Empresa Integral Agropecuaria Las Tunas, y al frente de ellos está Róger Valera Batista.
«Desde un primer momento nosotros teníamos previstas 27 hectáreas, que son las que estamos demoliendo. Ya preparamos 11 y de ellas, hay cinco hectáreas de boniato, intercalado en el plátano burro. Pero nuestro trabajo no queda ahí. Pretendemos sembrar tres caballerías más».
Cambiar marabú por plátano es un buen negocio en estos tiempos, porque la provincia tiene que lograr la soberanía alimentaria, con un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, desde los suelos hasta las personas que lo pueden hacer realidad. Y eso satisface enormemente al jefe de la finca.
«Lo primero es que respondimos a los criterios de la población, que tenían razón porque esta área estaba perdida. Con todo esto produciendo se puede abastecer perfectamente al consejo popular de Veguita, que tiene más de cuatro mil habitantes».
El quehacer no ha sido fácil y aún falta mucho; la necesidad y los pasos de avances dicen que se puede llegar a 100 hectáreas de cultivos varios.
«El trabajo de eliminar marabú es difícil y, por suerte, tenemos apoyo de la maquinaria pesada. Por eso el estado anímico es bueno. Todos los obreros tienen una opinión favorable. Hubiéramos querido diversificar más los cultivos; pero preferimos el boniato, que es de ciclo corto, y desechamos la yuca porque crece mucho y la sombra le hace daño al desarrollo del burro».
En Majagual, poco a poco, los tractores van demoliendo el marabú y roturando los suelos, a la vez que los hombres se encargan de sembrar las simientes. Ya los platanales tienen más de un metro de altura y aunque los frutos demorarán, un día llegarán a los mostradores y entonces, el éxito será total.
Tomado de Periódico 26