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Desesperanza en El Líbano, tras las explosiones

Pese a años de inestabilidad política y crisis, los ciudadanos comunes de El Líbano mantuvieron viva la esperanza de que siempre vendrían tiempos mejores, empero después de las explosiones del puerto la perdieron.

Durante los últimos 10 meses, lidiaron con una serie vertiginosa de desfavorables eventos que trastornaron la sensación de salir adelante frente a los imponderables.

La escritora Lina Mounzer resumió el estado depresivo que percibe en la sociedad, al decir que el país se hunde con lentitud hacia un estado terrible.

A medida que el proyecto construido por los señores de la guerra y los especuladores los ha enriquecido, se arruinaron los servicios públicos y sociales, dijo.

Con la peor crisis económica y financiera en el país en décadas, la pobreza llegó a casi la mitad de la población, frente a un 20 por ciento dos años antes.

El sistema bancario, la joya de la economía antaño, está hecho trizas, mientras el desempleo se dispara y la hambruna comienza a mostrar su cara, así lo describe Mounzer.

La explosión, explicó, impulsó a los libaneses «a una línea de tiempo paralela. Todo lo que imaginábamos pertenece a un mundo inalcanzable y ahora estamos en el mundo de lo inimaginable», apuntó en una frase enigmática.

«Es incomparable lo que se vive ahora a cualquier experiencia anterior, acotó, y hemos pasado por guerras».

Las detonaciones de hace una semana en la terminal portuaria de Beirut causaron 171 muertos y más de seis mil heridos, según una reciente actualización.

Equipos de rescate removían aun escombros para encontrar algún sobreviviente o restos humanos, en tanto que hay medio centenar de desaparecidos reclamados por sus familiares.

De acuerdo con cifras extraoficiales, las pérdidas suman unos 10 mil millones de dólares, a causa de la destrucción parcial o total de 300 mil viviendas y de las estructuras del puerto. Centenares de residentes de los barrios de Gemmayzeh y Getawi, dos de los más golpeados por la onda expansiva, buscaron refugio con amigos y parientes o deambulan por las calles.

Una conferencia internacional de donantes prometió 300 millones de dólares de ayuda a El Líbano que no alcanza ni para empezar, pero algo es algo, dice la percepción popular.

Otra de las preocupaciones de los ciudadanos se refiere a si esa asistencia financiera llegará a cumplir sus objetivos o se canalizará hacia los bolsillos de una elite política corrupta que hizo lo mismo en ocasiones anteriores.

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