En 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Se trata de una celebración anual que busca promover el papel de los jóvenes en los procesos de cambio y generar un espacio para crear conciencia sobre los desafíos y problemas a los que se enfrentan.
Por tal motivo, Trabajadores entrevistó a Diosvany Acosta Abrahante, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
¿Cómo está conformado el universo laboral juvenil cubano?
Es diverso, porque abarca todos los sectores y aunque sigue siendo mayoritario el número de los que se emplean en el sector estatal, es cada vez mayor el aporte de aquellos que laboran fuera de este. El universo que tenemos es una fortaleza, porque trabajando con inteligencia con este, se logra crecer en militantes en casi todos los frentes importantes de la economía y de los servicios. Estamos obligados a llegar a todos los lugares con jóvenes porque tenemos una población que está envejeciendo considerablemente y no podemos perder oportunidades de sumarlos sea cual sea la labor que realizan.
¿Cuáles son las misiones principales, en sentido general, que les corresponde a los jóvenes en estos tiempos?
La principal es defender la Revolución, preservar el socialismo. Esa es la esencia de nuestro trabajo y sobre ese principio se ejecutan las acciones que nuestra juventud despliega en numerosos frentes. Tenemos misiones ideológicas vitales en el enfrentamiento a las campañas subversivas y a la avalancha de mentiras que se lanzan cada día con respecto a nuestra realidad y tenemos esas mismas misiones en la economía, en la producción de alimentos, la salud del pueblo, la educación, el deporte, la cultura y la defensa.
¿Qué le preocupa más a los jóvenes trabajadores actualmente?
Nuestros jóvenes forman parte de la gran masa de trabajadores del país. Como integrantes de ella tienen preocupaciones que resultan comunes para toda la clase obrera. Las reales dificultades económicas que enfrentamos, sobre todo en estos tiempos en que el bloqueo ha alcanzado niveles extremos y el mundo está dentro de una profunda crisis, generan insatisfacciones, básicamente en lo relativo al poder adquisitivo, las opciones recreativas y las limitaciones de recursos en los centros laborales que frenan el pleno desarrollo profesional en determinados oficios o responsabilidades.
Afortunadamente, aun con esas limitantes, están libres de otras profundas preocupaciones que la masa juvenil laboral del mundo está sufriendo hoy con fuerza terrible, dígase el desempleo, la extrema explotación, la precariedad en las condiciones laborales que amenazan la vida y la salud de niños y jóvenes obligados a trabajar en condiciones de semiesclavitud.
¿Qué apreciación tiene la dirección de la UJC sobre el papel que desempeñan los jóvenes en el enfrentamiento a la pandemia?
Con toda sinceridad, aunque esperábamos una respuesta contundente de estudiantes y jóvenes en toda Cuba ante esta situación, ha sido muy superior en todos los sentidos. Se incorporaron muchos de ellos ante el llamado de la UJC, de las organizaciones estudiantiles o de sus administraciones, pero muchos otros se han sumado de forma espontánea.
Han estado en la primera línea de combate y en otros frentes necesarios, convencidos de que estos son tiempos de disciplina y responsabilidad. Se han vinculado a numerosos sectores y actividades en que ha sido vital ese aporte. Todas son importantes, pero es válido resaltar algunas que son hoy prioridades del país: la producción de alimentos, la pesquisa de salud y los aportes a la ciencia.
Solo en esas tres grandes tareas más de 100 mil jóvenes están dejando una huella muy grata en el pueblo y están haciendo un desmentido a quienes han puesto en duda el compromiso de esta generación con la Revolución
¿De qué forma la UJC se ha propuesto garantizar la atención al universo juvenil cubano?
La vía más efectiva no es básicamente una idea de la UJC, es una magistral idea de Fidel y es el trabajo hombre a hombre. Ese es el principio que estamos siguiendo, ir a los centros, a las fábricas, las universidades, las unidades militares, las labores de la zafra, del tabaco, la agricultura en general…, estar allí donde el joven aporta y escucharlo. Hemos organizado recorridos y activos en casi todos los sectores de la economía. Solo en los últimos meses hemos modificado en parte esta estrategia a raíz de la situación epidemiológica, pero en las provincias que han avanzado en sus fases de recuperación ya nos estamos vinculando, aprovechando también para reconocer a los jóvenes por su aporte. Los distinguimos con la condición Jóvenes por la Vida.
¿Qué papel deben ejercer los jóvenes trabajadores en la etapa pos-pandemia?
Es muy importante, un gran reto, pero con la fortaleza de estos antecedentes de aporte creo que estamos bastante preparados para esa etapa. Porque ya la mayoría de las provincias avanzan, están en tercera fase de este período y allí ya se pueden encontrar a los jóvenes reincorporados a muchos lugares, mientras otros continúan formando parte de los contingentes para producir alimentos, en el reordenamiento del transporte, en las pesquisas de salud y más recientemente en el enfrentamiento a las irregularidades e indisciplinas en las colas.
Estamos seguros de que van a surgir otras tareas igual de importantes y en esos espacios estamos listos para movilizar a los jóvenes con objetividad y disciplina, sin dejar de cumplir las regulaciones establecidas.