Cuando falla la comunicación interpersonal, tan socorrida en los tiempos actuales, también se agrieta la comprensión y aparecen el malentendido y las molestias innecesarias.
Eso infiero de la respuesta que da la Empresa de Campismo Popular Cienfuegos a la reclamación formulada por la trinitaria Yaima Álvarez Medina, y publicada en la edición del 13 de julio pasado, en la cual refería que su esposo contactó vía telefónica con la jefa del Departamento de Venta de esa entidad, quien le confirmó “que estaba garantizada la reservación en la base de campismo playa El Inglés” y “al llegar nos dijeron que debió hacerse en Cienfuegos. (…) La carpetera nos alertó que hasta que no entrara el último campista no nos podía aceptar, ya que ella desconocía las ventas realizadas”.
La respuesta dada por la empresa expresa que “una vez conocida la queja se procedió a investigar con profundidad lo sucedido y se realizaron entrevistas a las personas que directamente atendieron a la reclamante. Entre ellas estuvieron la directora y varios directivos de la entidad que en ese momento se encontraban en la referida base.
Afirma que las argumentaciones dadas fueron las pertinentes, “salvo que erróneamente se les explicó que no podían hospedarse porque en esa etapa solo abrirían los campismos para cada provincia”.
En esa instalación se cubrió ese día el 60 % de la capacidad, que es lo permitido, y no se ejecutó cancelación alguna que permitiera el hospedaje de la familia trinitaria, apunta.
Señala también que “como compensación a las molestias ocasionadas se le dio la posibilidad de reservar una habitación para julio o agosto” y sostiene que “no resulta responsabilidad de la empresa la afectación económica ocasionada a la reclamante y su familia”.
Directivos de ese centro expusieron, en un encuentro para profundizar en el asunto y redactar estas líneas, que contactaron telefónicamente al esposo de Yaima y él rechazó esas ofertas debido a otros compromisos familiares.
La respuesta está firmada por Yusley Alonso Hernández, directora de la Empresa de Campismo Popular Cienfuegos, y Arahí García Chaviano, asesora jurídica.
Evidentemente la comunicación falló desde el principio, pues no quedó claro en la conversación entre el interesado y la jefa del Departamento de Venta que solo podrían hospedarse si la capacidad lo permitía y que no mediaba reservación confirmada.
El mal momento para ambas partes y lo sucedido a esa familia trinitaria, la cual viajó con tres niñas y una anciana, pudo evitarse si la transparencia hubiese primado desde el primer momento.
Cuentas claras evitan problemas.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.
Lamentable suceso que es reflejo de la falta de profesionalidad en las entidades que brindan servicios en sentido general, desapego total a la máxima: «El cliente siempre tiene la razón» No en este caso, que el cliente, no solo no tuvo razón, sino que perdió dinero, tiempo y confianza en un producto que se comercializa.