Entre máquinas añejas, toneladas de papel e infinitas madrugadas, el colectivo de trabajadores de la UEB Gráfica Holguín General José Miró Argenter ha “impreso” su propia historia, y lo ha hecho, sin dudas, con tinta fuerte y en letras mayúsculas.
Sus hazañas laborales a lo largo de 35 años permanecen entre las páginas de los periódicos nacionales y provinciales que circulan en la región oriental; también entre los millones de libretas y cuadernos escolares que llegan hasta estudiantes de todo el país; también allí donde palpita la literatura y en otras muchas producciones donde el papel y la letra se vuelven vida.
Sus victorias más actuales se aprecian en cada innovación que busca sobreponerse a la obsolescencia tecnológica y a las precariedades motivadas por el bloqueo estadounidense; en las llamadas “producciones más limpias”, mediante las cuales se aprovechan los desechos para crear otros surtidos; y en su reciente inserción en el comercio electrónico, que ha permitido la obtención de divisas libremente convertibles.
Por eso y porque sus producciones, siempre con calidad, permiten multiplicar la cultura cubana, no sorprende que este 2 de agosto, Día del Trabajador Gráfico en Cuba, el poligráfico holguinero, perteneciente a la Empresa de Periódicos (Soygraf), arribara a la fecha con la alegría de haber obtenido nuevamente la condición de Vanguardia Nacional, mérito alcanzado en 13 oportunidades.
De visita en la provincia de Holguín, Carlos Alberto Moreno Linares, director general de Soygraf, subrayó a Trabajadores que los resultados de ese centro en el marco económico y sindical obedecen al compromiso de sus trabajadores ante cualquier tarea.
“Saben hacer. Es una de nuestras UEB más consolidadas en el país. Muchos de sus resultados se generalizan en el resto de las organizaciones”, dijo.
Agregó que “es digna de resaltar la posición que asumió el colectivo ante la COVID-19 y el hecho de que estén a la vanguardia en las medidas para el fortalecimiento de la empresa estatal socialista. Las primeras ventas que ha hecho Soygraf a través del comercio electrónico pertenecen a Holguín”.
La valía del colectivo y el porqué de su reconquistada condición de Vanguardia Nacional tienen su clara explicación en los indicadores productivos del pasado año. Bexy Ochoa Rivas, jefa de Producción y Venta, asegura que en ese período se logró, entre otros resultados, un récord en la fabricación de libretas, surtido del que se hicieron un total de 11 millones 585 mil, más de dos millones por encima de lo planificado.
En lo que va del 2020 y a pesar de las limitaciones motivadas por la pandemia de la COVID-19, el cumplimiento del plan hasta fecha se patentiza en la confección de 76 millones de unidades físicas y la obtención de ocho millones de pesos.
Jorge Ricardo Luis, secretario general del Buró Sindical, señala como irrefutable razón de cada logro el hecho de que la dirección administrativa no está desligada de los temas que interesan al movimiento obrero. Tampoco las Asambleas de Afiliados se toman a la ligera, dice, sino que todo el tiempo se diseñan maneras para cumplir el encargo estatal de la UEB y asumir, de ser necesario, las producciones de otros poligráficos o cualquier imperiosa solución que demande un contratiempo tecnológico.
“La salida diaria de la prensa es sagrada para nosotros, como el resto de nuestros compromisos. Trabajar aquí requiere valores, dedicación, entrega, camaradería, y este colectivo tiene todo eso”, es la respuesta de Carlos Alberto González Mulet, al frente del colectivo holguinero.
Y si esas palabras no alcanzaran, bastaría entonces saber que en las entrañas de ese grande edificio que es el poligráfico holguinero permanece personas como Adrián Rodríguez Estrada, de 28 años, que no dudó en convertirse en camillero de la zona roja del Hospital Clínico Quirúrgico; o como Armando Calero González, veinteañero vanguardia del centro que se levantan cada día amando el oficio que desempeñan en el área de confección de libretas.
También como Alfredo Vidal Peña, que ve en la fábrica de impresión rotativa su manera de ser útil, y, muy importante, como Niurka Chapman, jefa de taller de encuadernación manual y conversión, a la que la sinceridad le brilla en los ojos cuando manifiesta: “Estoy aquí desde los años 90; el trabajo es constante, laboramos horas extras, venimos los sábados y hasta los domingos de ser necesario. Pero es un trabajo lindo que me encanta y nunca dejaría”.