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Murió un ilustre hijo de Cuba, y un amigo de África

El historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler, uno de los hijos más ilustres y patriotas de Cuba, falleció este 31 de julio. Su partida física enlutó a los cubanos y a miles de personas en el mundo. Fue un verdadero profeta, un restaurador de sueños, un defensor de las causas justas de los pueblos y un verdadero amigo de África.

Sobre este continente afirmó en La Habana en ocasión del centenario del líder sudafricano, Nelson Mandela:

“A nosotros nos interesó el África de las naciones, el África de la cultura. No quisimos hacer en Cuba un museo etnológico y etnográfico sobre los despojos del pueblo africano, sino que todo lo que hay aquí fue regalo de las naciones, fue el regalo de gratitud. Y fue el Comandante en Jefe, Fidel Castro, el cual entregó para la Casa de África todo lo que había recibido como Jefe de Estado de los líderes de los movimientos de liberación nacionales y de los presidentes del continente negro”.

Así -dijo-surgió una colección que ha servido para que durante 32 años se explique historia, se den clases y lecciones, se hable de la espiritualidad africana, de su presencia entrañable, sanguínea y moral en Cuba, porque Cuba no puede ser explicada sin África…”

 “…No podemos alcanzar lucidez en nuestra cuestión nacional si no trascendemos el tema puramente racial y entramos en el tema esencialmente moral. Es que somos un pueblo mestizo de la sangre y de la cultura”.

Sobre Mandela recordó Leal: el hecho de que el líder sudafricano fue recibido en la Casa de África, y “que la causa por la cual él luchó haya podido verla realizada en su propia liberación, como cautivo que fue, en símbolo de la paz y del no rencor. El símbolo de la victoria de la virtud sobre la violencia, sobre la maldad, sobre todo eso que se arrastra como un ser deleznable al pie de la condición humana; Mandela representó todo eso y más”.

“El homenaje que se le rindió a escala mundial – aseguró el Historiador de La Habana – aun por aquellos que no tenían o permanecieron en silencio ante la causa del pueblo de Sudáfrica, fue realmente conmovedor. Universidades, reyes, estados, naciones y, desde luego, África que vio en él un símbolo de su dignidad”.

(Tomado de misiones.minrex.gob.cu)

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