Una jornada de trabajo voluntario en labores agrícolas, la cancelación de un sello postal por la ocasión y el reconocimiento a personalidades e instituciones le han dado matiz distintivo, este 25 de julio, al aniversario 505 de la fundación de la otrora Villa de Santiago de Cuba.
La urbe, que desde hace mucho vive en cada julio 48 horas cumbres (25 fecha fundacional y 26 aniversario del asalto al cuartel Moncada) celebra ambos acontecimientos en medio de las restricciones que impone la fase tres de la recuperación post Covid-19.
La víspera tuvo lugar lo que tal vez sea el más notable acontecimiento de este cumpleaños: la inauguración oficial de la iluminación monumental del centro histórico, lo que todos conocen como el corazón de la ciudad por acoger la que antes fue la Plaza de Armas de la Villa, hoy parque Céspedes, el Ayuntamiento, la Catedral, además de otros edificios de importancia arquitectónica.
La reapertura de sitios de interés social y cultural para los lugareños, como el restaurante El Barracón, el Rincón de la Música o el Salón del Son, este último sede de las presentaciones de El Septeto Santiaguero, también se cuentan entre los regalos que instituciones como Palmares y la Egrem le hacen a la ciudad en su cumpleaños.
Para mañana, Día de la Rebeldía Nacional, se prevé la realización, al filo de las 5 y 15 de la madrugada, del tradicional asalto simbólico al antiguo cuartel Moncada, esta vez con una reducida participación de personas por la situación de la pandemia.
Del mismo modo, en horas de la mañana se rendirá tributo a los mártires de aquella gesta cuyos restos descansan en el cementerio de Santa Ifigenia, en la ciudad santiaguera.
En el propio camposanto patrimonial se depositarán flores frescas junto al monolito que guarda las cenizas del eterno Líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, quien el 26 de julio de 1953 lideró a un grupo de jóvenes revolucionarios, conocidos como la Generación del Centenario, en el ataque a dos fortalezas militares en el Oriente del país: el cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, y el Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.